"Mi mente es un lugar del que no puedo escapar de tu fantasma".
M I K A S A
Nuevamente estoy de viaje, nuevamente tendré una nueva escuela, aunque sé que esto es temporal, ni siquiera puedo decir que tengo amigos o un lugar fijo para vivir. No es por agrado, sino porque así lo requiero, mi padre no tienen un trabajo fijo. Lo extraño es que se hemos vivido de viaje en viaje y de casa en casa, desde que mi madre murió esa actividad es frecuente y algo cansado, a veces siento que papá está huyendo de casa. Hace seis meses estábamos en Canadá. Esta vez nos dirigimos a Los Ángeles.
Por suerte esa actividad está por cambiar ya que el próximo año cumplo la mayoría de edad y podré decidir por mi cuenta.
Eso me calma un poco.
Mis orígenes pertenecen a Tokyo aunque en realidad no lo conozco porque ahí sólo viví hasta que cumplí dos años. Quisiera regresar pero no tengo con quién quedarme o vivir porque no tengo abuelos o parientes cercanos en ese sitio. No sé si sea verdad o mentira.
Vamos en el avión, puedo contemplar el cielo y las nubes desde la ventana.
—Quita esa cara de pocos amigos, Mikasa...
Mi padre aprieta ligeramente mi mano, finjo sonreír.—Mi rostro siempre ha sido serio.
—Lo sé, pero esta nueva aventura te va a gustar. ¡Ya lo verás!
—Si tu lo dices...
Quería reclamarle y gritarle, decirle que estoy cansada de viajar. Quiero una vida normal y tener un lugar fijo para vivir, quiero ser feliz.
Pero sé que la felicidad no es absoluta, siempre requiere de sacrificio, aunque a veces implique que no lo seas, todo por ver feliz a alguien más. Es lo que procuro hacer con papá y no caiga en depresión.El vuelo no será cansado pero lo que si será agotador es arreglar el departamento.
Y después ir a la escuela donde me inscribí hace un tiempo. En la institución "Paradis".
Dicen que es la mejor de toda la ciudad. Aunque por su aspecto considero que es sobrevalorada, dónde sólo asisten gente fifi. Sin embargo papá quiere que asista a las mejores escuelas porque en su mente cree que aprenderé mejor aunque yo no le veo la diferencia entre una pública y una privada. Enseñan lo mismo.Hemos llegado y bajamos del avión haciendo la rutina hasta conseguir un taxi que nos lleve a la dirección de mi nueva vivienda que a lo mucho será por seis meses. La ciudad es linda, veo que hay ciertos lugares para turistear, sin embargo prefiero Canadá.
Aún así observo a todo mi al rededor, mi curiosidad es amplia.Escucho a mi padre hablar con el taxista, no pongo atención a lo que hablan, mi padre siempre trata de socializar y yo, bueno soy algo cerrada a mi mundo, trato de no apegarme a las personas o a las cosas porque decir adiós es muy difícil. Si hay alguien importante que no quieres perder pero las circunstancias te dicen que debes hacerlo.
No tengo pareja o amigos de por vida. El amor es algo irrelevante para mí, sin embargo me atraen los hombres maduros. Y no aquellos que son de mi edad pero que actúan como mocosos.
Lo más seguro es que muera puritana.
No me gustan las noches casuales.
No soy tan llamativa e interesante para el sexo opuesto. Simplemente soy yo, una chica que le gusta estudiar, leer, dormir, excesivamente mala en los deportes. Soy de pocos vicios pero que cuando tomo pierdo el control, así que prefiero evitarlo.
Salimos del taxi y ayude a mi padre a sacar las maletas de la cajuela y después subimos las escaleras, nuestro departamento es casi de los últimos, el edificio no es tan lindo pero creo que algo cómodo y accesible y lo mejor ya tiene muebles incluidos, supongo que algo desgastados y descuidados pero de algo a nada, siempre es mejor algo.
Mi respiración se agita cada vez más, aquí no hay elevador y mi condición física me dificulta subir las escaleras. Y con las maletas es aún más agobiante.
—¿Te ayudo?
—No..., Hay que continuar.
Subimos despacio hasta que mi padre abrió la puerta con una vieja llave.
Dentro hay una cocina, un comedor un baño y dos habitaciones pequeñas con camas individuales y un clóset de tamaño apropiado.
«¡No está tan mal», pensé. Sólo se necesita limpiar, la pintura es café claro, no me gusta ese color pero no es desagradable a mi vista.
Empiezo a desempacar y acomodar mi ropa en el clóset, después le daría una barrida aunque no hay escoba para hacerlo, ni un trapo para limpiar y sacudir, así que lo único que se me ocurrió emplear unos calcetínes viejos.
Estoy algo agotada. Así que después de limpiar por completo decido echarme a la cama y dormir un rato, aunque el colchón es bastante duro. Sin embargo duermo con facilidad porque sé que mañana empezaré una nueva rutina.
Mañana será mi primera vez en asistir a las clases en Paradis. A ver cómo me va porque no espero mucho en realidad, no espero nada en absoluto. Sólo que me vaya bien y listo.
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El profesor Ackerman
Fiksi PenggemarNunca fui buena en clases de deportes extremos. Me inscribí porque el profesor está jodidamente perfecto y con cara de pocos amigos. ¡Lo típico me gustan los hombres serios y mayores! No soy de su agrado sin embargo me toleraba, pero todo se compl...