Era un domingo soleado en la gran ciudad de Nueva York, aparentemente un día cualquiera para las miles de personas que caminaban por sus calles. Pero para mí este era el día en que mi vida cambiaría radicalmente.
Bajé del tren, completamente ilusionado por la oportunidad de abrirme a esta ciudad. Puse mi equipaje en el piso mirando la estación de tren de Mita-North, quedando boquiabierto y muy sorprendido. Nunca había estado en un sitio como este, con tantos trenes, tanta vida. Saqué mi teléfono para llamar a mi abuela.
— Esto es increíble, abuela! — grité emocionado cuando el tren ya se había ido y el andén se vació un poco — ¡No puedo creer que esté aquí!
— ¡Me alegra solo dime cuando llegues a casa de Jimin!
— Obviamente! Gracias, abuela. No estaría aquí si no fuera por ti.
— Te lo mereces, Taehyung ¡Cuidate mucho y enséñale a Nueva York que has nacido para brillar! Tampoco de olvides de llamarme de vez en cuando.
— Lo haré besos— me despidi de ella rápidamente con una gran felicidad encima.
Colgué la llamada profundamente enternecido, las palabras de la abuela me hacían estar más eufórico y con un gran positivismo.
Entré a mis chats para escribirle a Jimin.
~Jimin ya he llegado, estoy en la estación 9:18
~Está bien . ¡Aquí te estaré esperando!
9:19
Guardé mi celular en uno de los bolsillos de mi jean y comencé a revisar el mapa que tenía de la ciudad. Era algo confuso, se me estaba disfrutando mucho poder entender bien todo. Volteé el mapa poniéndolo en varias posiciones para ver si con eso lograba entender algo, pero nada simplemente no lograba entederlo.
Frustrado y con algo ya de enojo caminé caminé apresuradamente por todo el lugar. Mis pasos eran pesados debido a la rabia que llevaba encima no podría creer que fuera tan difícil entder un mapa. A estas alturas no llegaría con Jimin, pronto se haría de noche.
— Auch! — me quejé de dolor al tropezar con alguien.
— Disculpa iba algo distraído — dijo una voz ajena que no conocía.
Alcé la vista viendo enfrente de mi a un hombre de cabello castaño, con un traje azul muy elegante. Llevaba un maletín en sus manos lo que me daba a entder que quizás era un hombre de negocios.
—Gracias. — dije tomando su mano para levantarme del piso. Hice una leve reverencia y di media vuelta para seguir con mi camino.
— No eres de aquí ¿No es cierto? — sentí como iba detrás de mí. — Tú apariencia y en la forma en la que te ves en estos momentos me dice que estás perdido. ¿Estoy en lo correcto?.
Me detuve un momento volviendo casi a chocar con él. — ¿Tanto se nota que estoy perdido?
— Sí, yo diría que demasiado.
— Pues en mi defensa fue culpa del mapa que me perdí. — me daba vergüenza admitirlo pero que se dieran cuenta de que estaba perdido.
— Pues claro como no te ibas a perder, si tienes el mapa al revés.
—Mm? — miré en mapa que tenía en mis manos comprobando efectivamente que estaba al revés.
Iba a seguir con mi camino cuando de repente siento unas manos frías sobre las mías sosteniendo el mapa. — Voltealo de esta forma y se te hará mas fácil entenderlo. — su cara estaba casi chocando con la mía, si llegaba a voltelarla un beso ya estaba asegurado.
