Prólogo

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Ivángorod, Rusia, 2022

— Vamos Kate corre. — gritó Gavrel persiguiendo a la joven niña de 12 años. — ¡Alcanzame!

— Eso trato pero vas muy rápido. — ella lo miró molesta, tratando de alcanzarlo.

— Vamos, cerraran la biblioteca y no podremos hacer la tarea, corre. — Gavrel tomó su mano, ayudándola a correr mas rápido, hasta entrar en el pequeño edificio.

— ¿Donde están los libros del imperio otomano? — preguntó alegre el niño, mientras la bibliotecaria señalaba un pasillo al fondo. — Gracias, vamos Kate.

Kate lo siguió haciendo una mueca de cansancio, Gavrel la había hecho correr mas de 7 cuadras, estaba agotada.

— Mira esto. — el niño tomó un libro de la era del sultán Suleyman, dándole a ella uno mas pequeño, de tipo bolsillo. — Ven, mira, el sultán Suleyman fue apodado como el magnifico por sus hazañas.

— Gavrel, ni siquiera sabes que es la palabra hazañas. — la pelirroja lo miró riendo.

— No, pero tu lo sabes, así que es suficiente. — el niño le guiñó un ojo, tomando su mano para ir hasta una de las mesas.

Ambos estudiaron por horas, hasta que el sol cayó y en su lugar, la luz de la luna comenzaba a iluminar todo.

— Kate, van a matarnos. — el niño miró hacia la ventana. — Es de noche, mamá va a matarme, vamos, te acompañaré a tu casa.

— Tranquilo Gavrel, ve a casa, no tienes que acompañarme. — sonrió. — Además aun no termino la tarea, me faltan unos capitulos mas para terminar el libro.

— Ni hablar, debo acompañarte a casa. — el niño negó. — Puede pasarte algo si te vas sola.

— No me pasará nada, llamaré a Dimitri y el vendrá por mi. — sonrió. — Vamos ve a casa.

— Bien, pero llámame cuando llegues. — el niño sonrió, abrazándola para después marcharse.

Pasaron algunas horas mas, justo cuando la bibliotecaria se acercó a Kate para decirle que ya iban a cerrar, ofreciéndole llevarse el libro a casa y traerlo al día siguiente, la niña asintió sonriendo, mientras agradecía y salia del lugar.

Comenzó a caminar por las desoladas calles del pueblo, hasta llegar al enorme lago que se encontraba en el lugar, le encantaba pasar por ahí de camino a casa, pues era hermoso ver el reflejo de la luna en las cristalinas aguas del lago.

— Katerina, ¿donde estas? — Dimitri dijo preocupado en cuando la joven respondió su teléfono.

— Estoy cerca del río hermano, ya voy a casa.

— Bien, te encontraré en el camino, ya está oscuro y es peligroso. — ella asintió, agradeciéndole mientras colgaba.

Dimitri era su hermano mayor, era 12 años mas grande que ella y prácticamente era quien la había cuidado toda su vida, a ella y a sus otros hermanos.

Comenzó a caminar para llegar a su encuentro cuando una mujer apareció frente a ella, cojeaba y traía en sus manos una cesta que parecía ser bastante pesada.

— Hola, ¿necesita ayuda? — Kate se acercó a ella, recordando las palabras de su hermano, siempre ayuda a quien lo necesita.

— Hola querida, la cesta es muy pesada, ¿podrias ayudarme? — la niña sonrió asintiendo, tomando la cesta en sus manos.

— ¿Hacia donde va? — la niña comenzó a seguirla.

— ¿Hacia donde te diriges tu querida? — la mujer sonrió.

— Voy a casa, es tarde. — sonrió.

— Oh, por supuesto que lo es, es muy tarde para ti. — la mujer de pronto tomó la mano de la niña, para tomar una daga con su mano derecha y apuñalar su corazón.

La respiración de Kate se fue haciendo pesada conforme caía al suelo, siendo sostenida por la mujer.

— ¿Por qué? — preguntó la niña sintiendo sus pulmones quemar.

— Fuiste elegida para este viaje Katerina. — la mujer la miró, poniendo un pequeño amuleto en su mano. — No lo pierdas, te servirá algún día.

La confusión llenó los ojos de la niña, pues para que podría servirle eso si estaría muerta en pocos minutos.

La mujer entonces sacó una vela, junto a un pequeño libro, para justo después comenzar a recitar algunas palabras.

— Tu viaje comenzará muy pronto, tu destino está confuso, deberás hallar tu camino. — susurró. — Katerina, tus ojos van a cerrarse en este año y se abrirán nuevamente en el pasado, tu misión será proteger al imperio, eres la protectora y guía, serás la espada y escudo, pero debes evitar quedar atrapada en sus ojos o no podrás volver jamás.

La niña sintió sus ojos cada vez mas pesados, estaba luchando por no dormirse pero el cansancio estaba haciendola ceder.

— Katerina, en tus manos tendrás el poder del imperio y en tus ojos el dragon de fuego estará dormido, buen viaje querida. — susurró en su oído.

Fue entonces que la vela se apagó y con ella la vida de la joven niña, Katerina había muerto, pero alguien mas había renacido.

La mujer entonces tomó una moneda y se la entregó a un hombre tras ella.

— Hümeyra, pensé que no lo harías. — susurró el hombre mirándola fijamente.

— Es su destino, debe afrontarlo. — la mujer quien antes era una anciana, pareció rejuvenecer, pues su piel se tornó lisa y las arrugas de su rostro habían desaparecido, no quedaba rastro de la antigua mujer. — Ahora tu debes protegerla.

— Lo haré, tiene el amuleto, es el trato. — el hombre lanzó nuevamente la moneda al aire y al atraparla desapareció, sin dejar rastro, como si nadie nunca hubiese estado ahí.

— Te veré ahí Aram. — susurró la mujer al aire, alejándose también del lugar.




¡Gracias por leer!❤

Bueno, esta es la pequeña introducción a lo que se viene, espero le den una oportunidad y les guste la historia :)

¡Lxs quierx!🥰🥰

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