primera semana.

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Jimin miraba a su pequeño cachorro que dormía entre sus brazos, había nacido hace una semana y no podía estar más que contento al igual que Jeongguk quien estaba haciendo la mamila, sus pechos dolían un poco y quería descansarlos, no pensaba que los recién nacidos comían mucho al igual que dormir.

—Eres un bebé muy lindo.—El omega acarició la mejilla del menor quien se acurrucó en su pecho oliendo su rico aroma a fresas de su papi, sintiéndose seguro.

Jeongguk sonrió cuando entró a la habitación, su cachorro dormía con ellos, pues en las noches solía levantarse con frecuencia y les era más fácil ir por él para tranquilizarlo en su propio cuarto, pero a partir de hoy tratarían de hacerlo dormir en su cuarto para que se acostumbrara.

—Bebé de papá.—Jeongguk se sentó a un lado de Jimin, dejando un beso en la mejilla de su omega quien sonrió aún viendo al cachorro quien estaba atento a todo lo que pasaba.—¿Tienes hambre?

Jimin tomó la mamila.

—Gracias Gguk.—El alfa negó abrazándolo delicadamente por la cintura, quien colocó el biberón en la pequeña boquita del bebé, el cual rápido comenzó a comer.

Jeongguk se acercó a besar la cabecita del cachorro oliendo su rico aroma a caramelo y leche materna, su instinto de alfa le decía que era un omega.

Un omega precioso como su papi.

Jimin no paraba de sonreír y acariciar al bebé, quien tenía mucho parecido a ambos, tenía los ojos de Jeongguk y del omega tenía la misma nariz solo que en diminuta, era una cosa hermosa, sin duda haberlo esperado por nueve meses había valido la pena, tenerlo entre sus brazos y darle su calorcito, era su rutina favorita durante su primera semana de vida.

Jeongguk también estaba muy contento con su cachorro, le gustaba que fuera muy pegadizo a él, incluso hace días le había sonreído, con su tierna sonrisa sin ningún dientecito, apachurrando su corazón de papá primerizo.

El pequeño Jeon se quedó dormido aún succionando el biberón, Jimin lo retiró con cuidado recostando de manera delicada a su bebé en su hombro, dando leves golpecitos en su espalda para que sacara el eructo después de comer.

Jeongguk tomó al cachorro con cuidado para recostarlo en su pequeña cuna. Lo dejó ahí con cuidado, colocando una pequeña mantita para que no tuviera frío, dejó un beso en su frentecita y acarició su pequeña mejilla rosada y calientita.

Regresó a la habitación y cama que compartía con su omega, el cual estaba recargado en la cabecera de la cama, medio dormido mientras tenía entre sus manos el biberón que le había dedo al bebé.

Y no podía culparlo, esta semana había dormido muy poco, casi cuatro horas diarias, pues el pequeño Jeon se levantaba por la madrugada para comer o por un cambio de pañal.

Una sonrisa se pintó en sus labios cuando Jeongguk se acercó a Jimin y se afianzó a su pecho ocultándose en su cuello, Jeongguk lo recostó en la cama, recostándose con el y abrazándolo por la cintura, con mucho cuidado de no lastimarlo.

Dejó un beso en su cabeza antes de cerrar los ojos, aprovechando los minutos u horas que su cachorro los dejaría dormir. Abrió los ojos y volteó a ver el intercomunicador revisando si estaba encendido, y en efecto, lo estaba, así que volvió a cerrar los ojos, durmiendose tranquilo con el amor de su vida entre su brazos y un pedazo de su vida a metros de él.

1 hora después Jimin se despertó por unos leves lloriqueos escuchándolos por el intercomunicador que tenía a su lado, vió a Jeongguk durmiendo, sonrió y dejó un beso en los labios de su alfa quien se removió y lo soltó dejándolo ir con su bebé.

Se levantó con cuidado para caminar hasta la cuna del cachorro, y verlo con sus mejillas húmedas y rojas junto a un puchero en sus diminutos labios. Su corazón se encogió y lo levantó entre sus brazos.

—Calma bebé, calma, papi está aquí. —Lo arrulló dando palmaditas en su espalda, y lo acercó a su cuello, para que se tranquilizara, probablemente se había asustado de dormir en su habitación, lejos de sus papás.—Shhh, tranquilo amor.—El bebé dejó de lloriquear pero entre sus pequeños puños tomo la pijama de Jimin. Al parecer alguien quería volver a dormir con sus papis.

Jimin besó le cabecita de su cachorro.

—Está bien está bien, regresarás a cama con nosotros.

El bebé volvió a llorar, y Jimin supo que era otra cosa.

El pañal.

Jimin estiró un poco el pantaloncito de el cachorro viendo el pañal, que en efecto estaba sucio.

—Bebé cochino.—Jimin tocó con su dedo la nariz del cachorro quien sonrió ante los mimos de su papi.

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⏰ Última actualización: Jun 21, 2023 ⏰

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