THE END OF THE WORLD, Lee Suhyeok [All Of Us Are Dead]

17. El héroe

🍃 ˚｡⋆ CAPITULO XV

POV HANA

Desperté con los rayos del sol iluminando mi rostro. Su Hyeok estaba durmiendo a mi lado. Mis ojos se abrieron como canicas al darme cuenta de que había pasado la noche recostada sobre su hombro. Por un momento olvidé lo que pasó y creí que acababa de perder mi dignidad ante el chico que se había dedicado a ignorarme después de que casi nos besamos.

Al ver nuestras manos entrelazadas lo recordé todo. Clavé mis ojos en el suelo mientras hacía cabeza de todo lo que pasó la noche anterior. Una sonrisa apareció en mi rostro, una que rápidamente se convirtió en una mueca de asco al darme cuenta de lo cursi que fue todo. 

Sacudí la cabeza y lo miré una vez más. La brisa del viento revoloteó algunos de sus cabellos. Aún dormido, humedeció sus labios y se movió un poco.

Era agradable ya no sentir rechazo al ver su estúpida cara, aunque también bastante aterrador. 

Al cabo de cierta cantidad de minutos, mis poderes psíquicos le hicieron saber que tenía una acosadora observándolo dormir, o eso quise creer, ya que despertó solo un poco después de que yo lo hice. Observó la atmósfera para ubicarse bien en el espacio tiempo y frotó sus ojos soltando un gran bostezo. 

Cuando me vio a su lado se quedó inmóvil. Se puso pálido, casi como si acabara de ver un fantasma.

—Buenos días —dijo aún con una voz de recién despierto y cierto desconcierto.

—Hola —murmuré en un hilo de voz.

Mantuvo los ojos fijos en mí por varios segundos, después los cerró y los volvió a abrir. Negó y se quedó pensando mientras veía la nada. 

Internamente, yo estaba teniendo ciento cincuenta y tres crisis existenciales.

—¿Eres real? —pronunció de pronto.

—No, soy de mentira —dije sin pensar demasiado.

Una risilla escapó de sus adentros y su expresión de desconcierto se convirtió en una reconfortante. 

—Pero claro que lo eres.

—¿A qué te refieres exactamente? —fruncí levemente el ceño, seguía sin entender nada.

Sin desviar la mirada ni tan solo un poco, levantó una de sus manos y llevó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, acariciando de paso la piel de mis mejillas. Casi de inmediato ocultó una sonrisa presionando sus labios entre sí. 

—Nada —negó soltando por trozitos una risa —No es nada.

Se acomodó en el asiento y sacudió un poco su cabello. Luego simplemente me escaneó por la mirada.

—Linda chaqueta —comentó alzando las cejas.

—Alguien me dijo que me quedaba mejor que a su dueño —fruncí los labios.