Ocho

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La besabas en mi cara.

Sólo deseaba irme de allí.

Pero fue tu idea ir a desayunar. Los tres. Juntos.

¿Acaso no escuchabas cada trozo de mi corazón quebrarse y agrietarse?

Tenía que acostumbrarme.

Pero no podía.

Lo que no debimos serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora