Raven.
Lunes por la mañana.
¿Como? ¿Ya era lunes?, hay no que feo caso y yo pensando que podría tener unas vacaciones tranquilas, relajadas en mi piscina y diciéndole a mi mayordomo que llene la copa cada vez que se me acabara. Pero yo no tengo piscina y tampoco un mayordomo así que eso solo sería una fantasía absurda, porque mi realidad es muy distinta, ni siquiera tenía mi propia habitación ya que la compartía con mi hermanita.
¿Se imaginan compartir habitación con una adolescente de 15 años?
Al menos ella solo se ponía loca cuando le bajaba su periodo.
Me desperté a las 6:00 a.m. como todos los días para poder ducharme, porque mi queridísima hermana tardaba más que una tortuga y yo no puedo llegar tarde.
Me dirigí a la ducha para tomar un baño caliente, bueno hasta donde pueda calentar la ducha. Era mi tercer año de universidad, fui aceptada en una de las mejores escuelas de artes culinarias de New York así que no podía perder mi beca. Mi hermana por su cerebrito que por milagro tenía le dieron una beca en una buena escuela, no era la mejor como para decir WOW, pero era lo suficientemente buena.
—¡Ya terminaste! ¡Que es mi turno! —gritó Solay detrás de la puerta del baño.
—Si. ¡Es toda tuya!, estrellita. —respondí abriendo la puerta del baño con mi toalla envuelta a mi cuerpo.
—Oye ya no me digas ase. Ya no soy una niña. —respondió gruñona y se metió al baño.
Solay odiaba que le diga estrellita, por sus ojos que los tenía azules en cambio yo los tenia de un color avellana, lo único en común era el color de cabello, ambas somos pelirrojas.
Me puse mi uniforme de chef y mis zapatillas negras, luego me peine una cola de caballo para que el cabello no estorbe. Tomé mi mochila y me fui a la cocina, el departamento en el que vivíamos era pequeño pero lo suficientemente cómodo para 4 mujercitas.
—Buen día. —saludé a mi abuela dándole un beso en su frente.
Ella era la abuelita más bonita de la tierra con su cabello todo blanco por lo viejita que estaba, pero aun así era preciosa.
—Buen día pequeña. —respondió.
—Abu ya me voy, no olvides abrigarte y dile a mi tía que hoy llegare tarde.
—¿Otra vez tarde?, el sábado llegaste muy tarde pequeña. ¿No están abusando de ti en el restaurante?
—Claro que no Abu. Simplemente tengo que quedarme hasta tarde hoy. Además, el dinero extras nos ayudara. —le comenté tratando que se calme.
—Está bien. No te olvides de tu hermana.
—Si tienes razón. ¡Solay daté prisa! —grité desde la cocina para que nos podamos ir.
—Ya estoy lista. Y en mi opinión sigo diciendo que este uniforme es feo. —se quejó.
—Nadie pidió tu opinión. Vámonos que llegaras tarde.
Salimos del departamento y nos dirigimos por el camino que siempre tomamos. Durante el recorrido como siempre le dije que no hable con extraños y que tenga mucho cuidado.
—Aquí nos separamos. Por favor ten cuidado. —le pedí a Solay para luego poder dirigirme a mis clases.
Ambas nos despedimos, ella se fue por la izquierda y yo por la derecha. Llegue a mi escuela de gastronomía, recuerdo como fue que la cocina se gano mi cariño. Cuando tenia 10 años yo cuidaba de Solay, la alimentaba, cambiaba y la ayudaba a estudiar. Mi madre esta casi todo el tiempo fuera de casa y gastaba todo el dinero en alcohol a veces droga. No recuerdo nada de mi padre biológico, recuerdo pequeños trozos de él, pero si recuerdo que él se fue después de que nació Solay. Simplemente desapareció.
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Indeleble
Romance¿Conoces a Raven?, ella tiene un pasado duro y difícil, uno indeleble. Raven no se deja engañar por los hombres, el romance ni lo quiere en su vida, tiene otros propósitos. Una chica con un alma dañada e incapaz de enamorarse o ¿sí? No te confundas...