Liv sabe lo que le conviene, sabe quien es el correcto, quien no la hará sufrir ni llorar... Pero su corazon desea a otra persona.
Ivar 'The boneless' Lothbrok x Oc.
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━ ÚLTIMO DÍA DE PAZ━
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PASÓ UNA SEMANA DE MI ACCIDENTE. En ese tiempo con mucho cuidado fui volviendo a mis actividades matutinas. Tuve muchas peleas, con mi padre, con Hans y principalmente con Ivar y Ubbe.
Ninguno de los dos Ragnarsson nombrados quiso seguir entrenandome, lo que desencadenó que no le hable a ninguno de los dos... y bueno, que les arrojara un cuenco con frutas a ambos.
Lo sucedido fue que tres días después de dejar la habitación de Lagertha fui a la casa que comparten los hermanos a pedirles que volvamos a la rutina normal, ambos se negaron al instante alegando que no quieren que me lastime o por consecuente herirme ellos. Eso hizo que me enfadara a tal punto de gritarles y arrojarles cosas.
Por obvios motivos Hvitserk se rió y burló de ellos en todo momento.
La pelea fue interrumpida por Björn que llegaba a verlos y hablar con ellos. Cuando vió el desastre que hice solo río y dijo que le recordé a las discusiones que mantenian Ragnar y Lagertha cuando él era pequeño. En otro momento me hubiese conmovido pero en ese instante solo rodeé los ojos y salí del lugar.
Horas más tarde logre convencer a Hvitserk de entrenarme. Él accedió por mi insistencia pero con la condición de que le diga en cada momento como me encontraba.
Ahora mismo estoy saliendo de la habitación junto a la de Lagertha, pues Torvi me ayudó a quitarme las vendas que llevé todo este tiempo. Ahora tengo un poco mas de movilidad y me siento mas cómoda. Salgo del lugar para toparme de lleno al Gran Salón, estaría desierto si no fuera por un par de esclavas y...
Y Ivar.
Antes de la pelea no fue ni un solo día a ver como estaba. De hecho solo nos vimos cuando discutimos pues antes no había tenido la oportunidad de hablarle, se me hizo muy obvio que me estaba evitando.
—Liv... —me llama cuando paso junto a el —. No seas infantil, no puedes estar sin hablarme por esto.
Es ahí cuando mi enojo incrementa y me volteo a enfrentarle.
—¿Tú puedes evitarme durante días y si yo lo hago soy una infantil? Que justo eres —digo con sarcasmo.
El rueda los ojos y se arrastra hacia mi, sin ayuda de nadie mueve una silla y se sienta en ella.
—No te estaba evitando.
—Si lo hacías, fui a hablarte dos veces y ambas hiciste que unas esclavas mientan diciendo que no te encontrabas ¡Lo peor es que te estaba viendo!
