Esa Sonrisa

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Parecía un día normal, pero de pronto, apareció él. Entre el tumulto de gente que había, como de costumbre, en el bus que me llevaba al trabajo, él destacaba. Parecía brillar y su presencia era tan extraordinaria, que nadie se atrevía a tocarlo. Y entonces me miró, y me dedicó la sonrisa más hermosa que he visto en toda mi vida, la misma, que tantas veces me salvó. Cuando me desperté, no pude evitar llorar al saber que seguías aquí, en algún lugar de este infinito universo, sonriéndome.

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