Capítulo 5

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HoSeok deslizó las manos por los hombros aceitados de Jungkook hasta llegar al cuello, donde se agarró con fuerza. Jungkook se olvidó de su bonito traje gris con capa a juego, de su peinado de peluquería y también de sus reservas. Todos sus sentidos estaban puestos en el beso de HoSeok, en su sabor, en su aroma increíble, en lo bien que se sentía abrazando su cuerpo menudo.

Le hundió los dedos en el pelo, ajeno al desastre que comenzaba a hacer de él, para que HoSeok no dejara de besarlo. Tenía la boca caliente y dulce, y su lengua le rozaba la suya con timidez.

Jungkook pegó la cadera a la suya, lo puso de puntillas y lo estrechó contra su cuerpo.Era un hombre tan menudo; toda HoSeok era suavidad y dulzura. Una hombre que lo dejaba sin aliento, que lo urgía a protegerlo, que lo invitaba a devorarlo.

—Cariño, me estás volviendo loco.

HoSeok le miró los labios con sus preciosos ojos marrones, cargados de deseo.

—Sí...

Jungkook gimió y volvió a besarlo. No sabía el tiempo que llevaba HoSeok sin hacerlo, pero él sentía como si llevara años sin hacer el amor, y estaba ya a punto de estallar. Incluso a través de los pantalones del uniforme era consciente del miembro de HoSeok presionándole la erección, en señal de clara invitación.

Cuando Jungkook le retiró la capa y la dejó caer a sus pies, HoSeok no pareció darse cuenta. Le deslizó la mano por la espalda, sobre la curva de la cadera, y continuó por las nalgas. Jungkook gimió al sentir el trasero firme y redondeado de HoSeok.

No se había dado cuenta. En realidad esas americanas largas no le habían dejado verlo antes. Claro que no le importaba. Lo que menos le apetecía era que ningún otro le mirara el trasero. O alguna otra parte de su cuerpo.

Continuó deslizando la mano hacia abajo hasta que encontró el inicio de su pantalón, tomó la camisa de botones y tiró de ella hacia afuera de la otra prenda, rozando a propósito la piel satinada y desnuda un poco más arriba. Cuando la erección de HoSeok se hizo más notoria entre sus roces, Jungkook estuvo a punto de caer redondo.

—Pícaro... —le murmuró sin dejar de besarle los labios—. Has venido aquí tan sexy y tentador, y ni siquiera me lo ibas a decir.

HoSeok se quedó helado, y al momento se apartó de él tan repentinamente que pisó la capa y cayó hacia atrás. Jungkook intentó agarrarlo, pero no le dio tiempo. HoSeok estaba en el suelo, muy pálido, y lo miraba horrorizado. Tenía una mano apoyada en el suelo; con la otra arreglaba frenéticamente su ropa. Con las rodillas juntas y los pies separados, Jungkook decidió que tenía un aspecto adorable.

Se arrodilló delante de él, intentando aparentar calma, a pesar de la tensión que sentía.

—¿Qué te pasa, cielo?

HoSeok retrocedió sin levantarse, y al hacerlo se le subió un poco la camisa, dejando al descubierto un trozo de su abdomen ligeramente marcado. Maldita sea, qué piel más sedosa tenía.

Antes de que pudiera escapársele del todo, Jungkook lo agarró del tobillo izquierdo.

—Espera. Solo quiero saber qué pasa.

HoSeok empezó a alisarse la americana del traje con preocupación.

—Mi traje. Está todo estropeado.

—Te compraré otro. Yo lo he estropeado.

—No, no has sido tú —dijo HoSeok con una mueca de asco—. He sido yo, y mi comportamiento.

—Nos hemos besado Hoseok. No es algo malo; no es como si hubieras matado a alguien.

Abrió mucho los ojos y soltó una exclamación entrecortada.

𝐅𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐲 𝐏𝐚𝐬𝐢ó𝐧 [JungHope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora