Nuestra realidad 25

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Irene se confundió al despertar y ver a su alrededor.

Todo lo que la rodeaba era negro, y parecía no haber nada más que suelo, sintió la textura de lo que parecía pasto, pero no lo veía.

Se levantó del suelo confundida, despacio, viendo hacia todos lados.

Frunció el ceño.

Un aullido a su espalda la hizo voltear, abriendo sus ojos en demasía al ver a un lobo enorme detrás de ella.

Dio un paso hacia atrás por el susto, pero el animal avanzó un paso hacia ella.

Ladeó la cabeza, viendo que el lobo hizo lo mismo, haciendo que sus oscuras orejas se balancearan hacia un lado.

Miró al animal a los ojos, viendo los mismos que encontraba en el espejo.

— ¿Eres mi lobo? — murmuró la pelinegra.

Un ruido un poco más lejos la hizo voltear, el lobo alzó las orejas, viendo más allá, un ruido como llanto surgió del animal, y Irene pudo sentirlo en su pecho también, haciendo que bajara sus ojos hacia el mismo.

Sintiendo a su lobo querer ir hacia allí, comenzó a avanzar, no tardó muchos pasos en distinguir un cuerpo, acostado de lado, de espaldas a ella y de cabello rubio cálido.

Su corazón comenzó a acelerarse.

Unos pasos más tarde ya estaba corriendo, deteniéndose a un paso del cuerpo en el suelo.

— Lis-sa...

Su mente se bloqueó un segundo, y el miedo comenzó a inundarla.

Intentando calmarse, recordando sus clases de primeros auxilios y lo que debía hacer si encontraba a alguien inconsciente, se arrodilló a su lado, acercó su mejilla hacia el rostro de la otra, para sentir su respiración mientras veía el movimiento de su pecho, tomando por debajo de su muñeca para sentir el pulso bajo sus dedos.

Cuando se aseguró que su pulso y respiración eran normales, que Lisa sólo estaba dormida, se permitió moverla, cuando una gota cayó sobre la camisa que Lisa llevaba puesta se dio cuenta que estaba llorando.

La giró para sostenerla en brazos, moviendo su cuerpo y tocando su rostro, llamándola.

Vio a la omega batir sus pestañas antes de abrir los ojos.

Irene sonrió, Lisa tardó un segundo en hacer lo mismo.

La pelinegra quiso decir algo, pero no tenía palabras ni voz, así que sólo la abrazó, apretándola contra sí, para luego comenzar a dejar besos por todo su rostro hasta llegar a los labios de Lisa, concentrándose en ellos.

Las manos de Irene bajaron de la mandíbula de Lisa, encontrando la piel de su cuello.

Separó el beso para mirar, intentando creer.

— T-Tu collar.

Lisa sólo sonrió, asintiendo, con un par de lágrimas en los ojos.

— Te dije que te avisaría— murmuró, con el rostro demasiado cerca del de Irene, haciendo que sus labios se tocaran al hablar.

La mayor sonrió, besando sus labios de nuevo, para luego bajar hacia su cuello, besando y mordisqueando un poco su piel, haciendo reír a Lisa.

Irene se alejó un poco para mirar los oscuros ojos de cachorro de la otra.

— Quiero marcarte ahora...— murmuró.

El rostro de Lisa cambió, borrando su sonrisa para dejar una expresión penosa.

Delta - LisreneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora