En un mundo tan grande como el nuestro, aún nos creemos el centro del universo. En un mundo tan grande, hasta el organismo más pequeño puede vencernos. Ni virus, ni átomos. Hablo de la Naturaleza. Tan pequeña que no la vemos. Y tan grande que es imposible pensar en su tamaño.
Dicen que la Naturaleza es sabia, y nos lo ha demostrado. Pues esta sociedad a cogido sin permiso todo cuanto le pertenecía a ella. Y ella se ha cansado. Ha respondido. Nos ha golpeado con todas sus fuerzas.
Hemos llegado a la cima de la montaña y ahí estaba ella, esperando. Hemos pedido el plato más caro de la carta y ahora que toca pagar la cuenta no tenemos con qué pagarla excepto la vida. Porque un alma solo puede comprarse con un alma y nosotros la hemos rebanado.
Si el universo fuese de tamaño humano, seríamos más pequeños que la partícula más pequeña del universo. Y aún así nos creemos dioses. Creemos tener en nuestra mano todo, hacemos nuestro todo sin preguntar a nadie. Hemos destruido la Naturaleza y ella se ha cansado de nosotros.
Ahora un virus nos mata, y nosotros luchamos contra él. Pero no nos damos cuenta del verdadero virus. La Humanidad. Pues la Naturaleza ha respondido con sus anticuerpos.
Ahora toca pagar la cuenta, pero si nada de lo que poseemos nos pertenece: ¿Con qué la pagaremos?
