III

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—Akko —El nombre de la castaña fue pronunciado por Diana de una forma completamente severa, quien para este punto parecía estar casi al límite de salir de sus casillas.

—¡Diana! —Se quejo la aludida, frunciendo el ceño mientras miraba a la heredera de los Cavendish con enojo.

—¿Sabes cuantas clases has perdido? — ­Se cruzó de brazos, dirigiéndole una mirada seria a la chica japonesa.­­ —Doce días sin asistir a clases, ¿Crees que eso es poco?

Sus amigas debían admitir que parecían una parecían una pareja de casadas en plena discusión sobre la responsabilidad y la liberta de elección. Era obvio que Diana empleaba el papel de la esposa responsable y dedicada a sus deberes y Akko el de aquella que se saltaba sus responsabilidades y, debido a esto, se ganaba un sermón de la responsable. Era bastante curiosa la preocupación de Diana por los estudios de Akko y la extremista terquedad que a veces Akko empleaba con Diana pero, siempre terminando por ceder.

—¡La historia de la magia me aburre mucho!

—Ella tiene un buen punto, historia es taaan aburr... —Amanda se detuvo al ver la mirada fulminante que le dirigió Diana.

—No puedes dejar de estudiar una materia solo porque te aburre -Tomó el libro que estaba sobre la camilla de Akko, abriéndole en la página donde se había quedado el día anterior. —Tienes que recuperar lo que has perdido estos días, así que pon atención —Se sentó en la silla que estaba a lado de Akko. -"Ahora bien, rematándonos a la era media donde la magia era usada, después de haber... " ¡Akko! —Exclamó, observando como la chica ya estaba a mitad de un sueño profundo.

—Estoy despierta —Murmuró por lo bajo la más baja, provocando que Diana llevara ambas manos a su rostro, manteniendo un enorme y tenso (para las demás) silencio durante algunos segundos.

—Parece que realmente la acaba de sacar de sus casillas —Susurró Sucy, haciendo que las demás asintieran ante esto. —Me pregunto porque la heredera de los Cavendish terminó enamorada de una idiota como Akko —Susurró lo suficientemente bajo como para que la ojifucsia no escuchara; sin embargo, la mencionada rápidamente quito sus manos de su rostro para míralas con sorpresa y temor.

¿Lo sabían? ¿Cómo...?

No no no... No podía ser. Debía hacer algo, tenía que aclarar eso y negar el hecho de que...

—Tranquila, Diana. No le diremos nada a Akko —Susurró Lotte, antes de sonreír de una manera tranquilizadora.

Diana se quedó en silencio, mirándolas con sorpresa durante varios minutos, con el único sonido del ronquido de Akko como fondo.

—G-Gracias —Susurró, sintiendo como sus mejillas comenzaban a calentarse de sobremanera, razón por la cual se vio obligada a desviar la mirada.

—Vaya vaya, ¿Cavendish sonroj... ¡Uhp! —La mano de Diana, que se posó sobre su boca, le impidió seguir hablando a Amanda.

—¡Akko, despierta!

—Ya se, ya se —Se removió un poco, antes de abrir sus ojos y mirar a la chica de ojos azules. —Diana, eres demasiado hermosa para ser el monstruo que eres —Comentó adormilada —¿no prefieres jugar cartas y estudiar después?

¿Qué tenían los demás con hacerla sonrojar el día de hoy?

¿Había dicho era hermosa? ¿Realmente?

—Aquí viene otro "Silencio Cavendish" —Añadió Sucy después de otro silencio de casi tres minutos, donde el corazón de Diana intentaba volver a su ritmo normal para que así su voz no saliera agitada como seguramente lo haría si hablaba en ese estado.

Little accidentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora