Ezequiel 28:12-13

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"Hijo de hombre, eleva una elegía sobre el rey de Tiro y dile: 'Así dice el Señor Dios':

'Tú eras el sello de la perfección,

lleno de sabiduría y perfecto en hermosura"

Ezequiel 28:12-13

Luc se ajustó la capa negra en cuanto estuvieron afuera

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Luc se ajustó la capa negra en cuanto estuvieron afuera. Reese le daba la espalda para concentrarse en la pared e intentar organizar su mente.

¿Qué había estado a punto de hacer allí adentro?

¿Qué pasaba con él? Las puntas de los dedos le cosquilleaban y todavía tenía un cierto rastro de calidez allí donde Luc lo rozó en el rostro. Si se hubiese demorado un poco más, Reese se habría inclinado hacia el contacto y entonces...entonces...

—Dios mío.

Lo soltó en voz alta y oyó un resoplido de Luc. Reese se apresuró a cubrirse la boca con ambas manos.

—Jamás entenderé la necesidad de la gente de decir "Dios esto, Dios aquello". Hay cosas más interesantes que podrían decir...

Cuando Reese se giró, descubrió que la capa que Luc acababa de ponerse no estaba, pero sí una chaqueta de cuero, y que su cabello había vuelto a ser el rapado con los rizos arriba. Incluso tenía un par de piercings en las orejas.

Estaba demasiado ocupado pensando en lo atractivo que era con ese estilo como para preocuparse por el repentino cambio. De nuevo.

Quizás tendría que organizar sus prioridades.

—¿Como qué? —preguntó en voz baja.

Una de las comisuras de la boca de Luc se alzó un poco. Reese observó sus labios por un segundo más del necesario y apartó la vista de inmediato.

—Podrías decir "por Lucifer" —propuso, divertido.

—¿"Por Lucifer"? —repitió Reese.

—Así me gusta más —Luc le pasó por un lado, haciéndole un gesto para que lo siguiese.

—¿No vamos al Purgatorio? —indagó él, apretando el paso para seguirlo.

—No hoy. Haremos una visita. Necesitas salir de aquí un rato.

—No es necesario-

Era cierto que no había tenido un solo día libre desde que empezó, pero no lo consideraba un trabajo pesado ni que requiriese mucho de su tiempo o energía. Incluso tenía bastantes períodos de descanso. En realidad se consideraba afortunado.

—No es una pregunta —aclaró Luc—, tu jefe ha decidido que necesitas salir de aquí un rato y yo te llevaré a alguna parte —Ahí sí que hizo una pausa, a punto de sostener el pomo de una puerta—, eso último sólo si quieres.

Soberbia (Pecados #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora