Todo comenzó con una idea, pero al no tener un personaje fijo, se me hacía complicado escribir bien la historia pues me perdió en el mismo pronombre. Así que utilizaré el Katsudeku como conejillo de Indias.
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Dos niños, nacidos en la misma ciudad. Sus madres se conocían desde hace mucho, por lo cual terminaron siendo amigos.
Salían todas las tardes a cazar insectos, ver sus series favoritas en la sala y jugar a escondidas de sus mamás.
Caminaban juntos para ir y regresar de la escuela. Iban por helados todos los miércoles y veían películas de terror los sábados. Escuchaban su música favorita en el cuarto de Izuku, quedándose horas entre esas cuatro paredes solo con su compañía.
Iban a parques y veían el atardecer juntos mientras hacían tarea o simplemente escuchando canciones. Cada que Katsuki se metía en una pelea, Izuku estaba ahí para reprimirlo y curar sus heridas.
Lloraban con películas tristes cuando sus sentimientos no eran claros y solo necesitaban una excusa para sacarlos. Se sentaban en silencio, acompañando al otro cuando no habían palabras para reconfortarlo.
La secundaria llegó, y conocieron a más gente. Se inscribieron a diferentes clases, diferentes actividades. En el almuerzo comían juntos, pero después su tiempo era de los demás. Aún así las llamadas en la madrugada no pararan. Los chismes circularon y las risas explotaban debajo de la cobija.
Un día, Katsuki despertó con una pulsera. Esta pulsera era obsequiada por sus padres. Esta era gris, pero tomaba color al conocer a su alma gemela.
Inmediatamente le marcó a Izuku, quien estaba igual de emocionado que el pues el también tenía la pulsera. Cuando se encontraron temprano esa mañana, ambos se mostraron sus pulseras, orgullosos por su madurez. Empezaron a sacar ideas de quien podría ser el indicado para cada uno, aún cuando ambos no dejaban de mirar la pulsera del otro.
Estuvieron ahí para el otro cuando una relación terminaba mal. Comieron helado y lloraron a canciones depresivas cuando una novia/novia les había roto el corazón una vez más. Al menos se tenían el uno al otro.
"Kirishima!" Izuku corrió hacia el pelirrojo con dos cuadernos de notas.
Estaban en práctica de fútbol, por lo cual cuando llamó al pelirrojo, Katsuki también se acercó.
Todo se derrumbó en el cuando vio como la pulsera de Izuku y la de Kirishima se volvían una mezcla de rojo y verde. Ellos aún no lo notaban, pero Katsuki sintió un nudo en su garganta cuando ambos bajaron la mirada.
Ambos se quedaron mirando las pulseras, y luego frente a ellos. Ambos se quedaron sin palabras. Cuando carmín y esmeralda se encontraron, Izuku tuvo la misma reacción. La misma tristeza y el mismo horror de la realidad.
Ambos corazones latían fuertemente, pero no como esas noches donde ambos estaban escuchando música juntos. No se comparaba a cómo sus corazones latían cuando pasaban tiempo juntos. No. Se sentían como estacas. Perforando el órgano una y otra vez.
Katsuki vio como su persona fue sellada con su mejor amigo. Miro su muñeca, y miro el horrible color gris que tenía su pulsera. Había pensado que el gris era su color. Una señal de que serían únicos juntos.
Pero los colores rojos y verdes en la muñeca de Izuku eran como un enorme 'jodete' en la cara.
"Lo siento." Fue lo único que Izuku pudo susurrar.
"Yo también."
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Estar buscando a la persona indicada duele cuando sabes que ella está frente a ti, pero duele más cuando esa persona ya no puede ser tuya
