Cap III

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...

Alec se acerca unos pasos hacía a mi, poniéndome aún más nerviosa de lo que ya estaba. Que se supone que le iba a responder? Todo esto era una locura.

El viento sopla haciendo que su cabello oscuro ondee ligeramente. Alec cada vez parece más irritado e impaciente. Se cruza de brazos fijando su mirada en mis ojos, los cuales aún seguían brillando por alguna razón.

—Adelante, estoy esperando.

Empieza a cansarse, lo noto en su expresión corporal: por su ceño fruncido, la manera en la que mueve sus dedos repetitivamente sobre su brazo.

Respiro hondo y busco las palabras adecuadas, entonces digo:

—Bien, no se me ha perdido nada.

—No pensarás en ser politica, verdad? Mis oídos casi sangran de lo mal que mientes.

Su voz sigue siendo hostil pero ese último comentario que suelta parece divertirle.

—Niña dime la verdad— soltó con una última gota de paciencia.

Su presencia era aterradora e inquietante. Jugueteo con los dedos para tratar de tranquilizarme.

—Está bien, pero esto que te voy a decir es un poco... raro.

Él inclinó la cabeza ligeramente atento a mi palabras.

Me quedo en silencio unos egundos antes de soltar:

—Esta mañana estaba justo aquí en la hora del almuerzo, entonces vi a unas personas con caperuza pasar enfrente de mí y entraron por una puerta extraña. Después me desmayé, luego cuando volví aquí no había nada.

Por un momento parece sorprendido pero vuelve a su estado serio habitual. Me mira en silencio por unos segundos.

—Seguro... te lo habrás imaginado, no es posible que eso sea real —se encoje de hombros y se apoya contra la pared.

—Es lo que vi! —reclamo

Había pensado tanto en la puerta que casi dejé pasar el hecho de que sus ojos brillaban ligeramente. Que yo sepa eso no es algo normal.

Le miro pensativa con el ceño fruncido. El se percata de mi curiosidad pero parece que no entiende el motivo. Me lanza una mirada interrogativa para que le diga que me pasa.

Dudo en si hablar pero luego suelto en un murmullo:

—Te brillan los ojos.

De repente su expresión muestra aire de sorpresa mientras las puntas pálidas de sus dedos tocan su mejilla.

—Tú...

Dice en un gruñido antes de ser interrumpido por el sonido de las pisadas de alguien. Ambos desviamos la atención hacia donde proviene el sonido.

Una silueta femenina aparece, mis ojos tardan un poco en reconocer quien es por la oscuridad. La voz de Lidia finalmente rompe el silencio.

—Que te dije sobre torturar psicológicamente a los humanos?

Alec pone los ojos en blanco, fastidiado por la acusación de su compañera.

—No es lo que estaba haciendo.

Mis ojos se abren como platos al escuchar su interacción, no entiendo nada de lo que está pasando. A que se refiere Lidia con torturar  humanos? Sigo retrocediendo hasta chocar contra la pared.

—Que si no ibas a hacer? La pobre está aterrada y mira tus ojos, por dios —le replica Lidia señalandome pero sin mirarme —Encima ella me cae bien.

—Ya te he dicho que no le he hecho nada —bufa y frunce el ceño dándole un aspecto salvaje.

—Entonces que hace ella aquí?

—Eso mismo le estaba preguntando hasta que apareciste.

Ambos se voltean hacia mi y yo me encojo en mi sitio clavando más la espalda contra la pared.

—Dices que tu no le has traído?

—Exactamente.

Mi corazón se acelera y empiezo a respirar cada vez más profundo. Que está pasando?

—Si lo recuerda...

—Como es posible?

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⏰ Última actualización: Oct 13 ⏰

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