Noviembre 2032
Narra Jaz:
-No estoy del todo bien últimamente- le dije a mi mamá mientras estábamos desayunando en mi casa- además de que Benjamín casi nunca está en la casa- comente- porque supuestamente está trabajando mucho
-No seas perseguida, Jaz- dijo ella mientras untaba manteca en su tostada
-No pienso que me esté metiendo el cuernoz dije, intentando aclarar mis sentimientos- pero nunca está con nosotros y lo extraño- suspire- ¿me entendés?
La miré buscando consuelo.
-Ahora, ¿a dónde está ese inútil?- preguntó, con esa mezcla de preocupación y enojo que siempre tenía cuando hablaba de él
-No le digas inútil, mamá- respondí, tratando de defenderlo- es tu ahijado
-Pero es un tarado por dejarte siempre sola por estar trabajando- dijo, frunciendo el ceño- el tiene una familia
-Lo sé- suspiré, sintiendo un nudo en la garganta
-Es un inmaduro para ser padre- continuó, sin filtro- ¿dónde está?
-Trabajando como siempre- respondí, aunque en realidad ni siquiera sabía si era cierto
-Vos sabés muy bien lo que siempre pensé y sigo pensando de él- dijo mirándome fijo
-Pero yo era feliz con él- dije, recordando los buenos momentos que alguna vez compartimos
-Y por eso no me volví a meter más- respondió, más tranquila- porque eras feliz- dijo- pero parece que ahora ya no
-Sí soy feliz- insistí, aunque mi voz temblaba- pero no sé qué le pasa
No pude contener más las lágrimas.
Me largué a llorar y ella me abrazó fuerte, como cuando era chiquita.
Narra Benja:
Apenas volví a casa, Jaz no estaba.
Me había dicho que tenía que ir a trabajar.
Los chicos estaban jugando en la sala, así que aproveché para limpiar un poco la casa.
El desorden era enorme, pero no me molestaba.
Era parte de la vida con dos niños pequeños.
-¿Mamá?- dijo Tobias desde el sillón, con su vocecita adormilada
-Está trabajando- respondí mientras doblaba unas mantas
Después de que terminaron de jugar, les di la merienda y los acosté para que durmieran una siesta.
Mientras ellos dormían, empecé a preparar una cena especial para Jaz.
Sabía que estábamos distanciados y no quería que eso siguiera así.
No quería pelear nunca más con ella.
Quería recuperar lo que teníamos antes.
Cuando escuché la puerta abrirse, me giré rápidamente.
Ahí estaba ella, con su cartera colgada del hombro y el rostro cansado.
-¿Qué es esto, Benjamín?- preguntó Jaz sorprendida al ver la mesa decorada con velas y platos servidos
-Es una cena para nosotros- le respondí mientras tomaba su mano y la guiaba hasta la silla- estás un poco estresada- dije- y bueno, quería mimarte un poco
Ella sonrió, y yo sentí un alivio inmenso.
Nos sentamos a comer y por primera vez en mucho tiempo conversamos sin tensiones ni reproches.
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Chiquititas: una historia a mi manera 3
Teen FictionPara entender tenes que mirar la 1 y la 2