Seducción [ Bakugou x Lectora ]

[ 002 ]

+18 WARNING ( INSEGURIDADES , DEPRESIÓN, MALAS DECISIONES)

Sueños Rotos
SEGUNDA PARTE
( vuelvan a leer al primera parte )

* Medieval *

[ .... ]

El amor es hermoso pero a veces es una mierda. Te mentalizaste en que todos los hombres no eran iguales y que existían relaciones amorosas donde ambas parejas eran felices, quería tanto tener eso que decidí  imaginarme momentos en mi cabeza donde Katsuki y yo terminábamos  juntos y nada de lo ocurrido era verdad,  lo amaba a pesar de todo, esa sensación de saber que alguien sentía lo mismo que tú y que por nada del mundo te dejaría de amar, cada momento íntimo en que te  susurraba cosas y las caricias que te otorgaba cada que te tenia en sus brazos. Te costaba creer que no eras la única mujer.

— ¿Por qué... ¿Por qué no puedo ser tan bonita como ella?— Te preguntaste a ti misma por segunda vez cuando te mirabas por el espejo en tu habitación. Posiblemente no fuiste lo suficientemente atractiva a la vista de Katsuki y fue por esa razón que decidió juntarse con aquella rubia de ojos azul cielo. Ella si parecía una princesa. La diferencia entre ambas era que aquella mujer si podía estar alado de tu amado, sus padres pertenecían a sociedades altas en el pueblo y en cambio no les importaba con quien se casase la joven de orbes celestes, con recalcar que se llevan con la familia de tu ex pareja.

Te sentiste dolida por caer tan bajo y preguntarte ese tipo de cosas a ti misma, pero lo hacías inconscientemente cada que tu corazón apretaba porque no sabias como manejar esto, no es tu culpa, simplemente necesitabas desahogarte con alguien pero no podías porque nadie más sabia lo de Bakugou. Lloraste una vez más, el echo de deprimirte por alguien que se suponía que no valía la pena te destrozaba pero no podías hacer nada porque no razonabas y muy adentro de ti pensaba que solo eran excusas del rubio por terminarte y engañarte, podías mandar al carajo a todos los pretendientes y él lo sabia, tenia que ser por esa única razón.

— ¿Saldrás ya? — cuestiono tu madre del otro lado de la puerta, preocupada por el estado deplorable de su hija, ya no la veía seguido, ya no reía, ya no comía, es como si muy adentro suyo su hija estuviese muerta. Ya no era la princesita que solía ser y no sabía de las razones de aquellos drásticos cambios, cada que le preguntaba la razón está solo se excusaba.

— Madre escucha, es mejor que te preocupes por tus propios asuntos que por los míos. Estoy totalmente bien. — respondiste irritada.

— No, escúchate a ti misma (Nombre), estas muriendo por tu propia cuenta solo mírate al espejo, ¡Estoy desesperada por ayudarte, solo dímelo hija, que hago para que no mueras! Por favor cariño, vuelve a ser tú.— Tu madre tenía razón, estabas pálida y ahora tus huesos remarcaban tu piel, las ojeras adornaban debajo de tus ojos, y cabe recalcar que seguías con la misma prenda desde hace días atrás.

¿A quién engañas? Recordar a la única persona con quien estuviste todos estos años amándolo fielmente mientras eras capas de entregarle todo y ver por tu propia cuenta como te traicionaba era .... Doloroso. Una impotencia la cual tenias demasiado en claro que jamás podrías quitarte y lo aceptabas. Aceptabas vivir con aquello y no hacer nada al respecto, porque aunque ahora tenías unas incontables ganas de hacerlo sufrir no podías, todos tus recuerdos hasta ese momento eran tan puros.

— ¿Hay algo que te aflija hija ? — preguntó. Sonreíste de lado, levantando tu mirada cansada.

— ( Nombre ), Todos los hombres que vienen piensan que —