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... LOVE & ZOMBIES ˚.*ೃ ❪ capítulo trece ❫
LOS OJOS DE LEE SU-HYEOK se abrieron a la luz brillante que brillaba en la habitación. Dejó escapar un bostezo silencioso y trató de bloquear el sol con la mano.
Sus ojos se dirigieron hacia la figura dormida que estaba sobre su pecho con su chaqueta escolar encima de ella como una manta.
──Él... Él me violó ──ella gimió cuando Su-Hyeok se sobresaltó. No sabía qué hacer o decir, ya que nunca antes había estado en una posición como esa, pero todo lo que podía sentir era ira corriendo por sus venas.
Quería lastimar mucho a Yoon Gwi-Nam. Quería que le doliera como le dolía a Soo-Jin.
Su-Hyeok se lamió los labios y colocó una mano debajo de su barbilla para levantar la cabeza y poder mirarla──. Estás a salvo ahora... ──susurró suavemente, quitando mechones de cabello de su rostro con la otra mano──. Te lo prometo, estás a salvo.
Soo-Jin asintió y levantó la mano para secarse las lágrimas, pero Su-Hyeok se le adelantó. Ligeramente los apartó y una vez que terminó, la atrajo hacia sí y le plantó un delicado beso en la frente.
──Si alguna vez lo vuelvo a ver ──comenzó──, lo mataré.
Su-Hyeok suspiró en silencio al recordar las cosas que sucedieron anoche. Todavía estaba furioso y quería salir de la habitación para ir a ver si podía encontrar a Gwi-Nam y matarlo, incluso si ya era un zombi, pero no pudo. Tenía que estar allí para Soo-Jin.
──No le digas a nadie sobre esto... por favor, no puedes ──ella suplicó con una expresión de preocupación en su rostro y todo lo que Su-Hyeok hizo fue asentir, apoyó la cabeza de Soo-Jin en su pecho y envolvió su chaqueta alrededor de la parte superior de su cuerpo.
○
──EVENTUALMENTE VENDRÁN POR NOSOTROS ──On-Jo aseguró una vez que todos estaban despiertos.
──¿Cuánto tiempo tenemos que esperar? ──Nam-Ra cuestionó.
Soo-Jin y Su-Hyeok todavía estaban sentados en el piso uno al lado del otro, solo estaban sentados en lugar de estar acostados uno sobre el otro.
Su-Hyeok tenía su chaqueta cubriendo sus manos para que nadie pudiera ver que sus dedos estaban entrelazados, y su pulgar rozaba el dorso de la mano.
