Si quieres amar, debes sufrir.

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Narra Yahwi:

Cierro mis ojos con lentitud intentando atraer la calma entre todo el miedo que tenía. Precisamente no temía que Caín me hiciera daño,  solo no quería que todo entre nosotros terminara por culpa de una maldición absurda de terceros, o que ya nada fuera igual me abrumaba. Pude sentir su mano temblorosa, el filo de ese cuchillo se estaba moviendo sin querer cortar mi espalda. Inhalo profundamente y le hablo con una voz suave.

-Hey... sea lo que sea que tengas en la cabeza... contrólalo, eres el sujeto más fuerte que conozco... me sacaste de esa nube de sombras en la que estaba, me hiciste creer que el amor si existe, no puedes botar eso a la basura rubio... quiero hacer todo lo que pueda por ti, así que deja ese cuchillo y vamos a superar todo esto juntos... ¿Ok?

Todas esas palabras salen de lo profundo de mi corazón, llevo la mano hasta la suya y voy girándome con cuidado. De pronto siento un empujón contra mi cuerpo y al querer detener el cuchillo sin éxito me corto también la mano. Maldigo en voz alta del dolor y pego un salto hacia atrás esquivando el arma que cayó al suelo. Antes de ver mi mano ensangrentada, levanto la mirada hacia Caín, tenía una expresión de horror que jamás en la vida me hubiera gustado verla, retrocede mientras niega con su cabeza, sus ojos demostraban que iba a empezar a llorar.

-¡No! no no, no fue nada Caín, fue un accidente nada más, no fue tu culpa.

Busco a mi alrededor algo para frenar el sangrado de la mano, agarro un trapo relativamente limpio y me lo envuelvo.

-¿Ves? Todo bien chico perro, nada pasó.

Le sonrío creyendo fervientemente en el lema "el dolor es mental", me acerco y sin miedo le doy un abrazo, él deja caer su cabeza sobre mi hombro y empiezo a sentir sus lágrimas sobre mi ropa, 10 "lo siento" salen de su boca mientras tristemente escuchaba la sinceridad en sus quejidos, me dolía más que mi propia mano.


Narra Caín:

Sin previo aviso se me había ido el mundo, mi cuerpo se movió solo gracias a que mis pensamientos estaban en blanco, todo me había parecido supremamente aterrador, no poder detener ese jodido cuchillo a tiempo me tenía enferma la cabeza, ¿Acaso mi fuerza de voluntad no sería suficiente contra esta maldición?

No era tiempo de llorar por más que mojé su hombro, me aparto y tomo su mano sana para llevármelo a la habitación.

-E-Espera ahí, hay que vendar tu mano adecuadamente...

Encuentro la gaza y todos los implementos necesarios y rápidamente pongo manos a la obra. Uso mis conocimientos de primeros auxilios para dejar su mano estable por ahora, de igual forma tendríamos que visitar a un doctor. Terminado el trabajo, vuelvo a apartarme y voy al clóset a buscar algo.

-¿Qué buscas, chico perro?-. Me pregunta a lo que yo le muestro una corbata de su propiedad.

-Ata mis manos por favor, lo más fuerte que puedas, al menos así estarás un poco más seguro de mí... ¡Además deberías llevar un bate o algo con lo que puedas golpearme muy fuerte!-. Parecía un perrito moviendo la cola emocionado por tener una buena idea.

-Puedo atártelas, pero lo del bate lo dejamos pendiente por ahora...

Afirmo moviendo mi cabeza y dejo que me las amarre, mientras da vueltas y hace nudos un miedo profundo me invade, ¿Qué tan dañino podría ser aún teniendo las manos así? No podía herirlo de nuevo, mi corazón late con tanta rapidez por el remordimiento que tiemblo un poco de forma ansiosa. Con todos los nudos hechos, miro a Yahwi con cariño.

-Quisiera que ésta situación se diera en otro contexto...-. Le enseño las manos atadas y le guiño un ojo de forma coqueta intentando aligerar el ambiente.

Donde ama uno, aman dos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora