— Mm?
Mi corazón late con mucha fuerza, seguro es la ilusión de volver a verla. Si, aunque parece que no ha cambiado mucho.
La joven Kamisato rió para sí, incluso en sus pensamientos era suave y delicada. Tenía una mano sobre su pecho, para poder escuchar los latidos que con cada pensamiento sobre la rubia con la que acababa de reencontrarse, iban con más fuerza y rapidez. Y así era, más aún cuando recordaba que la había invitado a una especie de "cita", aunque en realidad sólo era una quedada de viejas amigas.
— Princesa Ayaka, ya hemos llegado. — mencionó el robusto guardaespaldas, que también era ahora el cochero. Para que la escucharás tuvo que abrir lentamente la ventanilla negra que separaba una zona del coche de otra.
La Hacienda Kamisato, estaba a las afueras de la ciudad, en una zona bastante bonita, tras pasar un río. Lamentablemente, Ayaka no podía disfrutar mucho del lugar puesto que tenía que ir de un lado para otro para mantener la imagen del su familia. Su hermano, por su parte, apenas salía de casa para alguna que otra reunión importante, pero evitaba ser visto lo máximo posible. Era el amo de llaves, Thoma, la persona que más lo veía, al entregarle los papeles que él mismo leía o servirle el té que tanto le gustaba a su amo. Cómo Kamisato Ayato siempre estaba ocupado, había días enteros en los que su propia hermana no podía verlo, aún así, el mayor siempre trataba de cenar junto a ella.
El fornido cochero abrió la puerta, y ella salió cuidadosamente del vehículo. Aún si ahí no había nadie que pudiera verla, seguía manteniendo su postura elegante y recta. Hasta no entrar dentro del edificio, y pisar el tatami con sus suaves calcetines, no bajó el abanico lapislázuli para cerrarlo y entregárselo a su guardaespaldas, el cual lo tomó con ambas manos, evitando tocarlo con sus inadecuadas manos.
— Bienvenida de vuelta, m' Lady — un chico de cabellos rubio-anaranjado, y ojos verde esmeralda, entró a la sala principal, atravesando una de las puertas. Le quitó el abrigo que llevaba sobre los hombros a su ama, y también amiga, y tomó el abanico con la misma delicadeza que el otro sirviente, inclinando un poco la cabeza a modo de agradecimiento por traer a la señorita sana y salva, e indicándole que ya se podía ir.
— Muchas gracias Thoma. — la joven albina sonreía aún más, por la llegada de su mejor amigo. La amabilidad del amo de llaves siempre la hacía feliz, su presencia en si lo hacía. ¿Y a quién no? Thoma era un encanto de chico, siempre servicial, educado y amable.
— Acompáñeme, Señorita, su hermano quiere verla — la radiante sonrisa del mayor era aún más amplia. Se le veía muy emocionado por algo que la chica desconocía.
— Oh, ¿ya ha terminado todo su trabajo hoy? — la ilusión por poder hablar con su hermano podía con todo, y aplastarla sería algo muy cruel, por suerte, nadie tendría que hacerlo esta vez.
El amor de llaves respondió con su mirada, alegrando aún más a Ayaka. Para su sorpresa, su hermano ya estaba sentado sobre el tatami, en la sala de té, con una especie de merienda preparada para ambos, aunque ya eran cerca de las ocho de la tarde.
— Hola hermanita
— ¡Hola Ayato! ¿Cómo te encuentras? — se sentó frente a él, mientras Thoma se retiraba de la sala.
— Oh, déjate de formalidades, anda, pero sí, estoy bien. — formuló una sonrisa, una de verdad, no como las que acostumbraba a poner. Para su hermana, con verlo sonreír así ya podía decir que el día había sido perfecto. Cuando iba a responder, su hermano se le adelantó. — A juzgar por tu sonrisa, veo que te encuentras bien— asintió energéticamente — ¿qué tal con la chica Naganohara?
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🎉 «Pedido de fuegos artificiales» ¡! [Ayamiya]
FanficUna pequeña historia de varios capítulos en la que veremos cómo Yoimiya y Ayaka se vuelven a encontrar después de años, ambas dispuestas a comprender y confesar sus sentimientos mutuos. 🌌 ♡︎ . 💫...