⚘ 6. Los cordeles

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Cada esquina de mi cuerpo,
va soltándose como cordeles que desata el viento.

Las espirales van elevándose en los centros de mi pecho y quieren abrirse de par en par,
tratando de romperme por la mitad,
intentando separarme de mi suelo,
corrompiendo cada extremo,
cada sueño expuesto.

No dejaré escapar ni un pequeño y leve latido,
hacen tanto ruido, que truena como la marea al chocar con la piedra.

Como cristales rotos se esparcen por el valle,
la filosa lluvia se filtra por los poros de mi piel,
y sabe a miel amarga tu nombre que se atraganta en mis labios secos.

Hay azules alejándose por entre las montañas,
la plenitud de algo lejano y la mentira de sentirte cerca,
las bellezas que se expanden alrededor y
las oscuridades profundas de los huecos que cavaste con tus manos en mi interior.

Eran algo que me detenía y que me sostenía,
algo que me levantaba cuando me caía,
algo que me calmaba cuando yo florecía,
algo que me domaba cuando mis instintos me perseguían,
las manos que me guardaban y querían,
las manos que me amaban con locura en los límites de mis llamas frías,
las manos que un día me soltaron y me dejaron ir.

Algo que jamás volveré a sentir.
En los horizontes de la verdad
al filo de esta brusquedad, contemplé por una vez más
la fantasía, la felicidad.

Hay un laberinto de cordeles que se tensan,
cuando pienso si me amas y sus respuestas me son ajenas, resuenan lejanas,
hay ecos que repiten la misma falsedad una y otra vez.

Veintitrés PoemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora