catorce.

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—¿No te dije que no te acercaras a él? ¿No te dije que era un error? —la voz de Jungkook resonó, llena de ira y posesividad.

Namjoon se puso entre Jungkook y Jimin, protegiéndolo.

—Jungkook, déjalo en paz. No tienes derecho a controlar sus acciones —exclamó e intentó sepáralo de Jimin pero ante la mirada asesina del pelinegro se heló.

—Y tú, ¿quién eres para interferir en mis asuntos? —su voz llena de amenaza—. ¿Si sabes que él es mi prometido, verdad? ¡¿Que intentas niño?!.

—¡No soy un niño! Y le vuelvo a pedir que suelte a Jimin, de lo contrario tendré que usar la fuerza contra usted —advirtió Namjoon, su voz firme y enojada.

Jeon se burló, su mirada llena de desprecio.

—¿Crees que te tengo miedo? —se rió—. Para mí, eres un crío estúpido jugando a ser el amante. Créeme cuando te digo que entre tú y yo, Jimin no dudará en elegirme. Así que esfúmate antes de que yo te haga hacerlo.

Namjoon se mantuvo firme, su determinación no se quebrantó.

—¿Por qué lo pelea tanto? Usted no lo ama —afirmó, su voz cargada de convicción, como un puñetazo en el rostro de Jungkook.

—¿Qué dijiste? —frunció el ceño, su expresión endurecida—. ¡Eso no es de tu incumbencia! Al final, Jimin se casará conmigo y tú solo serás una aventura, un pasatiempo sin importancia. Así que no intentes ser el Romeo de una Julieta que no te escogerá. No te humilles —espetó sin piedad, sus palabras cortantes como un cuchillo.

Las palabras de Jungkook lo herían, pero Namjoon no se rindió. Aún podía sentir que había una oportunidad, una posibilidad de que Jimin eligiera su amor verdadero.

—No entiende —siguió el chico, su voz baja pero llena de determinación—. El amor no se puede forzar. Jimin tiene derecho a elegir su propio camino, y si eso incluye estar conmigo, entonces no te quedará más remedio que aceptarlo.

Jungkook se rió de nuevo, pero esta vez había una nota de inseguridad en su voz.

—Eso nunca sucederá —dijo, pero Namjoon sabía que la duda ya había sido sembrada.

—¡Basta por favor, los dos! —exclamó Jimin, interponiéndose entre Namjoon y Jungkook.

—Sí, ya basta —replicó Namjoon y miró al rubio—. Tú eres el que decide, Jimin. Ese hombre no te hará feliz. En cambio, si vienes conmigo, todo va a ser diferente. Solo tienes que abandonarlo.

—¡Cómo te atreves! —vociferó Jungkook, ofendido—. Lárgate ya. ¿O prefieres que te saquen de aquí mi seguridad?

—No te preocupes, ya me voy —lo miró a él, sin miedo—. No sin antes decirte que no pelees algo que realmente no quieres. ¿No te da pena jugar con el corazón de un inocente? Eres un poco hombre, Jeon Jungkook.

—¡Se acabó! —Jungkook empujó hacia adentro a Jimin, luego entró él y cerró la puerta azotándola en el rostro del menor, furioso—. Entremos a la casa y hablemos —sujeto del brazo al rubio y comenzó a jalarlo hacia la casa.

—¡Suélteme! ¿Qué le pasa? ¡Déjeme ir! —forcejeo—. ¡No quiero hablar con usted! ¡Le digo que me suelte! —exclamó para entonces plantar bien los pies en el suelo y jalar su brazo con fuerza soltándose del agarre del pelinegro.

—Jimin...

—¿Qué es todo esto? ¡Usted no puede tratar a las personas de esa forma! —exclamó Jimin, desconcertado—. ¿Por qué actúa de esta forma? No tiene motivos para tomar esa posición, y tampoco le corresponde.

Propuesta laboral┊𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍            REESCRIBIENDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora