Epílogo

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Cuatro años después...

JungKook se apretó al cuerpo de JiMin.

Cuatro largos años habían pasado desde aquella noche en la que decidió dar la oportunidad a Park JiMin. Y lo amaba.

JungKook descubrió su pasión por el arte muy rápido. Le encanta coleccionar arte. Le apasiona las hermosas pinturas sobre óleo, la forma en la que capturaban su atención y esencia.

Tenía la retorcida idea de pintar a JiMin desnudo.

Sonrió ladinamente.

Tal vez, muy pronto.

JiMin es hermoso, desde los dedos de sus pies hasta la raíz de su cabello rubio. Un hombre realmente hermoso.

Ahora residían en París, se mudaron luego de que JungKook decidiera estudiar Historia del Arte en Francia.

Donde el arte se apreciaba y explayaba gratamente. Su vida dio un giro impresionante, ahora estaba allí al lado de aquel hombre que amaba y adoraba. No importa cuántos años pasaran parecía que nunca dejaría de amarlo. Sí, pelean, se hieren, se aman, se necesitan. Es parte de la relación.

JungKook observó a JiMin con amor, él dormía pacíficamente. Podía escuchar su respiración calmada. Besó el pecho de JiMin y acarició su rostro. Amplió su sonrisa cuando los brazos de JiMin le apretaron más fuerte.

─Buenos días─. Susurró.

─Buenos días, pequeño─. JiMin besó su coronilla, parpadeó repetidas veces adaptándose al sol que se asomaba por el ventanal de aquel departamento en el onceavo piso que decidieron adquirir─. ¿Cómo amaneciste?─. Preguntó con voz baja.

─Con ganas... ─. JungKook dijo levantando el rostro hacia él sin romper su abrazo.

JiMin arqueó una ceja.

En su mente tejiendo la indirecta de JungKook. JungKook se mordió los labios y JiMin echó la cabeza hacia atrás riendo.

JiMin miró a JungKook y extendió su mano para acariciarlo debajo de sus ojos. Él ama los ojos cafés de JungKook, desde hacía seis años que los admiraba en silencio.

─¿Ganas de...?─. Dijo.

Su risa llenó la habitación cuando un chico desnudo de veinticuatro años subió a horcajadas en sus caderas. La cintura de JungKook fue envuelta por las manos de JiMin, acariciaba la tibia piel pálida con su pulgar, sintiendo la suavidad.

─Ganas de que me jodas─. Contestó enterrando su rostro en el hueco entre la unión de su hombro y cuello.

JiMin torció los labios.

─JungKook─. Se quejó. Sintió a JungKook sonreír.

─Ganas de faire l'amour*.

Besó la mandíbula de JungKook y rió.

JiMin es completa y jodidamente feliz, tenía todo lo que siempre quiso. HiChan apoyaba su relación al cien por ciento. Él y Jaejoong vivían en Corea, se casaron ya hace dos años, estaban felices tanto como él lo estaba en ese momento. Es decir, JungKook en sus brazos y viviendo en París, el amor pensó.

El amor te vuelve jodidamente idiota.

A Park JiMin le gustaba ser un idiota.

Tanta era su felicidad que quizás su corazón explotaría en cualquier momento, suspirando apartó a JungKook de su regazo.

JungKook le miró interrogante y casi indignado de que haya matado su decidida estrategia de animarlo. Sonrió y se paró dejando ver su desnudo cuerpo.

el amigo de papi › jikook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora