Siete One Shots eróticos dedicados al SessRin, escritos especialmente para la semana spicy de nuestra pareja favorita.
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Arte de portada pertenece a la artista 漫芯巧克力
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Día 1
En la oscuridad del bosque
El cielo cubierto de tonos anaranjados y rojizos del atardecer brindaba una atmósfera apacible y calma alrededor del Daiyokai y la humana que habían decidido compartir sus vidas hace varios meses atrás.
El sonido suave del viento surcando entre las copas de los árboles, el canto de las aves a su alrededor, absolutamente todo se combinaba para crear un momento de placidez que la pareja disfrutaba mientras se encontraba cómodamente sentada bajo la sombra de un árbol longevo, en el corazón del bosque.
Sesshomaru y Rin se encontraban de viaje por las tierras del oeste. La naturaleza de ambos, arraigados en permanecer al aire libre el mayor tiempo posible, los llevaba a conocer y recorrer en profundidad la región donde vivían.
O, mejor dicho, Sesshomaru llevaba a Rin a conocer los lugares recónditos de la zona. Él, por su longeva existencia, conocía parajes y rincones de ensueño que sabía que fascinarían a su encantadora esposa y de cierto modo a él también, pues redescubrirlos junto a ella era una experiencia única.
Ella misma era una experiencia única.
Su esposa, la humana que cambió su vida. La persona por la cual había dejado sus convicciones de lado para crear unas nuevas que giraban en torno a ella, porque en eso se había convertido Rin: el centro de su vida y su razón de ser.
Juntos, así como les gustaba estar cuando estaban solos, minimizando cualquier distancia entre ambos, la figura imponente del Daiyokai sostenía la cintura de Rin con su brazo derecho mientras ella dormía plácidamente sobre su regazo, apoyada cómodamente en su mokomoko.
Podían pasar horas así y a Sesshomaru no le molestaba en absoluto. Al contrario, sentir el aroma de su mujer, el calor de su cuerpo, los latidos calmos de su corazón, le daban sosiego. Y a ella no había cosa que le gustara más que sentir el calor del cuerpo de su esposo y la sensación de seguridad que sus brazos le brindaban.
Momentos así eran los que apreciaban completamente.
Lentamente, Rin comenzó a abrir los ojos. Él ya había sentido el cambio en su respiración, así que ajustó el agarre en su cintura para mayor seguridad. No había nada que temer, pero Sesshomaru siempre era atento con su esposa. Y a Rin le encantaban todos esos sutiles gestos que el Daiyokai tenía para con ella.
—Hola... —musitó aún adormilada.
Sesshomaru la observó atento. Su mirada suave y su ceño relajado, detallando todos los rasgos delicados de su rostro, mientras la contemplaba como si fuera la criatura más hermosa de toda la creación.
