CAJON DE-SASTRE

Miércoles 22 de Abril.

13.35. ¡Oh no! ¡No puede ser! Miro el móvil por si el reloj de sobremesa se hubiera equivocado. Se han compinchado en mi contra y marcan la misma hora.

Me levanto, cojo la ropa y voy al baño.

13.40. Ya estoy vestido y lavado. Desayuno un vaso de leche fría en dos tragos. Guardo cuatro piezas de fruta en un contenedor de plástico. No tengo tiempo para calentar leche y guardarla en el termo., cojo un brik. Lo guardo con la fruta en la mochila.

13.45. Cuelgo la mochila en mis hombros. Salgo de casa. Luis tiene turno de mañana en el garaje cada miércoles. Tenemos un trato de llegar media hora antes. Se me ocurre llamar para decirle que no llegaré a las 14.30. Pero el móvil tiene poca batería.

13.50. Estoy cerca de la estación de Vicálvaro. ¡¡Maldición!! El tren está entrando, no tengo tiempo para montar. A veces tengo que esperar diez minutos.

Llego a la estación. Me cruzo con la gente que sale. El panel indica tres minutos para mi siguiente tren. He tenido suerte. Entro en la tienda. Hay tres delante de mí. Compro un dulce y un bocadillo. Subo al andén.

13.55. Veo a lo lejos como llega el tren. Demasiado lento. Se para. Entro. Me siento. Como el dulce. Me relajo. Ya no depende de mí. Dicen que el chocolate combate la ansiedad, parece que es cierto. El móvil me pide que lo cargue, no hago caso.

14.15. Estación de Atocha. La escalera mecánica está llena de viajeros, tengo que subir parado. Tránsito de gente. A los andenes. Al metro. A largo recorrido. A la salida, como yo. Salgo de la estación. Me apetece un cigarrillo, pero se me olvidó en casa. Camino con mi paso más rápido. Corro cuando el semáforo está a punto de cambiar.

14.20. Hay un estanco en mi camino. Suele cerrar más tarde que los demás, está abierto. Compro una cajetilla. La abro. Saco un cigarrillo y lo enciendo. Me sabe a gloria. Lo fumo tranquilo.

14.27. Entro en el garaje deseando que me dejen un rato libre para comer el bocadillo y la fruta.