PRÓLOGO

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Jeonghan sabía que era una mala idea.

Y no estaba equivocado.

Estaba en la puerta de la escuela deseando con toda su alma no entrar con aquella lonchera rosa de brillitos que su mamá le había dado para su desayuno de aquel día. Apretaba sus manos al rededor del plástico, nervioso.

-¡Hannie! -Gritó un chico de cabello negro, llegando a su lado para sacarlo de sus pensamientos. -¿Qué tienes hoy de comer? Mi mamá me puso un pudin de chocolate para el postre.

Joshua y él, junto con otros tres chicos que conoceremos más adelante, habían sido amigos desde el kinder, sus familias eran cercanas por las grandes empresas que cada uno tenía. Siempre compartían en el almuerzo, pero hoy era su primer día en la preparatoria después de que sus padres lo mandaran de intercambio medio año y Jeonghan de verdad no quería entrar a esa escuela con eso en sus manos.

Su amigo sin embargo, parecía bastante tranquilo con su lonchera roja con la frase "Smile" en letras amarillas. Pero al final, decidieron avanzar. Joshua le contaba con emoción cómo habían sido sus vacaciones, lo bien que la había pasado en Los Angeles y lo difícil que había sido comprar los regalos para sus amigos al último momento.

Pero Jeonghan no lo estaba escuchando, su mirada estaba baja, sus pasos eran veloces para poder llegar a su casillero lo antes posible y dejar su almuerzo allí dentro. Estaba tan sólo a algunos pasos y pensó que se había salvado por hoy.

Hasta que....

-Brillitos, ¿No me extrañaste?

Jeonghan escuchó aquella voz, grave, intimidante, su mirada se posó en aquellas botas negras con plataforma, su mirada subió gradualmente, encontrándose con unos jeans negros, una playera blanca y un lindo collar de plata al rededor de su cuello que portaba la letra "S".

No podía alzar más la mirada, era la regla.

No los veas.

Choi Seungcheol no conocía el nombre de sus víctimas. Les ponía apodos para identificarlos, como todo lo que Hannie portaba era de brillos en diferentes colores, se le había quedado el apodo.

Joshua no podía hacer nada en esa situación tampoco. Miraba a su amigo, con la mirada baja, su cabello rubio cubriendo sus ojos y sus delgadas manos apretando con fuerza su lonchera, tan sólo esperando lo mejor.

-¿Es tu almuerzo?

Hannie sólo asintió. El contrario, que tenía una tez pálida, unos lindos labios color carmesí y el cabello negro desordenado dio dos pasos, mismos que Jeonghan retrocedió chocando su espalda con el metal de los casilleros.

El pelinegro tampoco había visto nunca detenidamente el rostro de Jeonghan (o de cualquiera) porque todos tenían la cabeza baja cuando se le acercaban.

Quitó la lonchera bruscamente de las manos de Hannie, él pensó que lo peor que podía pasar era que se robara su almuerzo. Jeonghan sabía por qué lo había buscado, no le había mandado por correo las respuestas de la tarea de matemáticas a Cheol, mismas que, si el pelinegro no entregaba, reprobaría...

...Otra vez.

-Serás obediente conmigo, ¿No es así? -Susurró el pelinegro cerca, muy cerca del oído de Jeonghan, quien susurró un pequeño y apenas audible "sí."

-Cheol, ¿No es demasiado?

Preguntó Wonwoo al llegar al lado de su amigo. Lo tomó por el hombro intentando alejarlo del pobre rubio intimidado pero el pelinegro se deshizo de su agarre en un movimiento.

-Es verdad, quitarle su desayuno es demasiado... Ve por él.

Lanzó con fuerza y lejanía aquella lonchera, que se partió en pedazos por el pasillo, las personas susurraban cosas ahora a su alrededor. Jeonghan estaba asustado por aquel estruendo.

-¡Eres un imbécil! -gritó Joshua corriendo para poder comenzar a recoger los pedazos del plástico mientras Hannie, aún procesando lo que había pasado, lentamente se ponía de rodillas en el suelo para recoger su almuerzo hecho papilla.

Wonwoo rodó los ojos y se llevó a Cheol quien le lanzaba un cínico beso en el aire a Jeonghan acompañado de una suave risa. En aquel momento, tres chicos de estaturas gradualmente ascendentes entraron al pasillo corriendo hasta sus amigos.

-Pero, ¿Qué pasó?

Preguntaba Seungkwan, un chico de estatura media que siempre llevaba el uniforme totalmente impecable, su cabello castaño claro se acomodaba perfectamente sobre su frente, su mochila era enorme, "soy precavido" decía él, pero no era más que un chico con una papelería andante.

-¿Fue de nuevo Seungcheol?

-Ugh, Hannie debería reportar esto con la directora de la escuela.

Woozi, un chico de estatura más baja que Seungkwan, de cabello negro y lentes de armazón color azul, había sugerido muchas veces esa opción. Pero Seokmin, un alto chico de cabello castaño con su lonchera azul y gris en las manos pensaba que eso sólo empeoraría las cosas.

"ya nada puede salir peor" se decía Hannie

Él estaba a punto de recoger su pudin de manzana que aún sobrevivía cuando unos lindos tenis jordan aplastaron el empaque, ensuciando la pureza de su blanco color.

Aquellos cinco chicos alzaron la mirada para encontrarse con cuatro gestos de disgusto. El capitán del equipo de básquetbol de la escuela era el dueño de esos bonitos tenis.

Kwon Soonyoung y sus tres mejores amigos, Lee Chan, Wen Junhui y Xu Minghao eran los mejores deportistas que la institución había tenido. Jeonghan quería disculparse aún si no había sido su culpa. Pero no podía, era la regla.

No les hables.

Todos se quedaron en silencio, parados como estatuas hasta que uno de los más altos se dirigió a Seokmin.

-¿No vas a limpiar eso?

Y este, como flecha disparada por un arco olímpico, se acercó a limpiar los tenis del capitán del equipo con sus propias mangas del saco de la escuela.

Woozi sólo suspiró en su lugar, preguntándose por qué sus amigos eran tan estúpidos.

Soonyoung le hizo una seña con la mano para que se detuviera. Bajó al suelo y quitó con uno de sus dedos un poco del pudin de manzana para después llevárselo a la boca.

-¿Esto era tuyo?

Y Jeonghan, como todos los días, sólo asintió.

-Sabe mucho a canela.

Se fueron después de aquella nota culinaria.

Joshua pensaba que su día no estaba yendo bien, pero le hacía sentir mejor saber que el de Jeonghan iba mucho peor.

Después de aquel desastre llegaron a su primera clase, inglés. Hannie y sus amigos se sentaban en la primera fila de la clase, siempre.

Justo atrás muy cómodo en su asiento, estaba un chico castaño dormido, de rasgos americanos con una sudadera negra y una gorra del mismo color con letras moradas.

Se despertó al escuchar la voz de su amigo, alto, muy alto, de piel bronceada y cabello negro un tanto ondulado.

-¿Hiciste mi trabajo final?

Joshua sacó entonces de su mochila un gran portafolio con varias hojas de escritos en inglés. El nombre "Kim Mingyu" se leía arriba. No dio las gracias, obviamente. Arrebató aquella entrega y se sentó a lado del que dormía antes, Chwe Hansol.

-Te he dicho que puedo ayudarte con esta materia cuando quieras.

-¿Has visto su cara de asustado? No es divertido si tú me ayudas.

El grupo de Joshua, pensaban que Wonwoo y Hansol eran los más sensatos de allí.

Ahora sí, Jeonghan volvía a pensar que su día no podía ir peor.

Pero las cosas siempre pueden ir peor. Al menos eso decía Seungkwan.

TRES REGLAS. ||JEONGCHEOL||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora