Cómo enamorar a la persona que te gusta || Camiguel

Introducción

Camilo Madrigal había salido de Colombia. Había ganado una beca extranjera por sus dotes actorales y ahora se encontraba viajando a lo que sería su nuevo hogar por el tiempo en que iba a estar en la universidad. Diría que le dolió dejar a su familia atrás, lo hizo, claro que sí — incluso lloro como Magdalena en brazos de su mami cuando se enteró que se iba ir lejos, se mojó, pero poco le importo —; sin embargo, tampoco iba a desaprovechar de escapar de latinoamérica y estudiar en la mejor escuela de artes. Por lo que después del llanto y palabras de ánimo de su familia, alisto sus maletas y tomo el avión que lo llevaría a su nueva vida.

Llego a dicha Universidad una semana antes de que empezaran las clases. Esto porque necesitaba ir a la dirección para que le den toda la información necesaria y así instalarse en el lugar. Una vez hecho lo anterior, se dirijo al área de los dormitorios guiándose del mapa que le dieron porque mierda la escuela era enorme, pues además de la Facultad de Artes donde pertenecía había otras Facultades: Gastronomía, Ingeniería y Ciencias, Derecho, Astronomía, Medicina y Relaciones Públicas eran por nombrar algunas. Era más grande que su pueblo Encanto. Pensó, pero eso era ya una exageración suya.

Aun así, seguía siendo lo suficientemente grande para saber que ya había caminado demasiado para cansarlo.

Miro una banca que estaba cerca de él; decidido, será su cama. Ahora iba vivir ahí, gracias.

Justo cuando iba a acostarse un sonido cercano llamo su atención: relajante y suave. No vio en qué momento empezó a caminar hacia aquel sonido, entre más se acercaba más empezaba a distinguir de que se trataba; una guitarra clásica y la melodía que estaba tocaba, la conocía perfectamente: La tierra del olvido, una canción de su país Colombia. Se sentía hechizado, no creía que iba escuchar algo como esto en un país ajeno al suyo, siguió sus pasos hasta que lo vio.

Un chico.

Piel morena, cabello negro lacio, un lunar en una de sus mejillas, tenía los ojos cerrados pues estaba concentrado tocando aquella canción; pero juraba que sus ojos debían ser tan divinos como él. Observo como este movía sus dedos mientras tocaba el instrumento de color blanco, parecían uno solo, "ojalá fuera la guitarra para que me toques así" pensó.

Aguanta, no. Camilo tranquilo. Abajo fifi.

La música se detuvo, el musico levanto su mirada para encontrarse la de Camilo que seguía tratando de alejar esos pensamientos pecaminosos de su mente, no había notado la presencia del de cabello rizado; y no lo culpen, una vez que toma su guitarra y empieza a tocarla no había quien lo detenga, bueno, si había alguien, pero solo se detiene porque no quiere morir, gracias.

—Hola —hablo—¿Eres nuevo? Nunca te había visto por aquí.

Camilo reacciono ante el llamado, y lo miro; tenía razón, sus ojos eran hermosos, un profundo color chocolate. Volvió a quedarse parado como un idiota perdiéndose en la mirada del más alto, salió del transe cuando el contrario lo volvió a llamar.

—Amigo, ¿Estas bien? ¿Hablas o te comió la legua el gato?

—No, digo sí. Perdona, solo me distraje—respondió al fin.

El musico soltó una risa y fijo su mirada al mapa que Camilo tenía en sus manos, con ello confirmo lo que pensaba: era nuevo. Guardo su guitarra en su estuche y la acomodo detrás de su espalda y en un gesto amable guio a Camilo a su dormitorio correspondiente. Debido que él Madrigal se encontraba demasiado nervioso a pesar de que el otro quería "sacar platica", no hablaron más de lo necesario en el trayecto, igualmente aprecio el gesto.

Una vez que se despidieron pudo buscar su habitación sin ningún problema, bueno, casi —se había equivocado y por poco entra al dormitorio de las chicas—. Una vez dentro, acomodo sus cosas, volviendo la habitación oficialmente suya. Cuando termino se acostó en su cama mirando al techo, su ultimo pensamiento antes de dormir fue la melodía que escucho hoy y unos ojos cafés.