Cap. 34: Retorno

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Llevaban ya cinco días completos allí ambos encerrados, y Kevin comenzaba a desesperarse. Nunca le habían llamado tanto los ruidos exteriores, nunca lo habían despertado por las noches... jamás antes se había encontrado en la situación de preguntarse de qué hablaban dos doctores, o qué estaba pasando, qué hacían las personas afuera. Nunca con tanta fuerza había deseado romper las ventanas y salir huyendo de ese lugar. Pensaba que antes su habitación lo desesperaba, pero ahora descubría que ese "desespero" no era nada. Actualmente, casi debía obligarse a cerrar los ojos para dejar de ver aquellas espantosas paredes. Por un momento, incluso, deseó decirle a Edd que no sufriría mucho en el Edificio de Inasistencia, que estaría bien, que podría soportarlo, pero el poco sentido común que le quedaba le quitó el habla: por algo estaban haciendo eso, sería muy tonto dejarlo en ese momento, y a la vez, si lo hacía, sería un desagradecido: Edd estaba sacrificando mucho al hacer eso, no podía desacreditar sus esfuerzos de semejante forma, debía permitir que su esfuerzo diera frutos.

Sin embargo, no podía mentir al respecto de que su claustrofobia; quería salir, no daba más. Quería salir por lo menos al jardín del hospital.

Pero debía aguantar. Tenía que aguantar, su futuro estaba en juego.

Y había otra cosa, algo peor. Un nuevo problema que hacía a todos los anteriores quedar como simples cosas insípidas a su lado...

Kevin se volvió hacia atrás, donde encontró una nueva y amplia tercera sonrisa en una habitación donde se suponía que debían haber sólo dos. La sonrisa de aquella muchacha que tanto conocía y que tanto tiempo había, antes, vivido con él.

Sally. Era ella, Sally.

No sabría decir con exactitud cuándo había ella vuelto a aparecer, no sabría ni siquiera determinar cuánto tiempo había pasado desde que había dejado de verla. Sólo sabía de pronto ella había vuelto, y el sentimiento que lo invadió al verla fue bastante confuso... apareció, por mucho que le avergonzara el admitirlo, una especie de alivio, como una nostalgia. Y a la vez, por supuesto, lo invadió el terror. Sabía que Sally era una alucinación, lo sabía, pero... era tan difícil aceptarlo, se veía tan real... Y además, esa sonrisa... era tan amplia y dulce, tan amistosa, que le hacía pensar si acaso era realmente malvada, si acaso era realmente un problema seguirla viendo.

Despacio, muy despacio, procurando que Edd estuviera dormido, susurró:

-Sally... ¿qué haces?

La sonrisa de ella se ensanchó, y Kevin sintió un calor dulce en el pecho.

-Sólo los cuido mientras duermen.

El muchacho se incorporó mirándola a los ojos, ligeramente sorprendido.

-¿A los dos? ¿A Edd también?

Ella asintió despacio, y Kevin formuló una nueva pregunta:

-¿Ya no lo odias?

Sally volvió a sonreír.

-No, ya no... -su sonrisa se ensanchó para luego convertirse en una mirada seria-. Aunque... si intenta separarnos ahora... volveré a odiarlo –lo miró a los ojos-. Kevin, odiaré a cualquiera que quiera alejarte de mí, recuerda que hemos estado juntos desde siempre... no quiero que nos alejemos de nuevo.

El joven asintió despacio, mirando ahora hacia el suelo. Sabía que eso era una advertencia, sabía que Edd querría separarlos. Pero él no quería eso, no... no quería que Sally odiara a Edd... debía, quizá, tratar de convencerlo de que la aceptara en la vida de ambos, después de todo ella había llegado antes que él.

SI ESTOY LOCO, ES GRACIAS A TI {Yaoi} (resubida, editada, mejorada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora