VOLUMEN II: Episodio 19

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[Introducción: Kosem Lullaby.]

"Oh, Bella estrella que brilla en lo alto del cielo, alumbra mi camino en el valle de la oscuridad que me ciega de la luz..."

Su dulce voz resonaba en su cántico. Las personas la miraban, y ella sin miedo cantaba con su hermosa voz.

"... Guíame por el camino por el que busco el sendero a mi libertad. Sé mi guía por la libertad que tanto he de anhelar..."

Con su cántico de salto en salto ella danzaba balanceando la cubeta que en sus manos llevaba.

"... Sed mi luz una vez más, e iluminar mi andar. No me dejes de iluminar, y tu luz de plata déjame verla brillar..."

Era un gozo para la gente de ese pueblo el oír su cantar, y su belleza deslumbrar. Pero aun así, en la letra de ese cántico... Había tristeza...

"... Estrella de plata que ilumina la oscuridad, dejadme estar a tu lado, para alcanzar mi libertad... Y mi corazón liberar... De las cadenas que me impiden amar..."

Su cántico fue cortado.

[¿No te parece que es una canción un poco triste para una muchacha tan linda como tú?]

Le preguntó una anciana a la joven de cabellos rojos. La joven solo sonrió con algo de gracia y prudencia. Y sin rechistar respondió:

[puede que sea verdad, pero aun así, sigue siendo hermosa, incluso siendo triste, su belleza no se puede negar]

La anciana únicamente se sorprendió por la respuesta de la joven. Pero muy en su interior ella sabía que era la verdad.

--¡oh, mi pequeña Andrómeda, cuanto has crecido!

Expresó la anciana con gran cariño y alegría. La anciana sin dudar llevaría sus manos a las mejillas de la joven y la comenzaría a estrujar con cariño.

--¡mi pequeña Andrómeda, aún recuerdo cuando de niña ibas junto con tu madre a la panadería de mi marido! ... Aunque ya hace más de 7 años que tu madre se fue, y tú no dejas que ese dolor te afecte. Sin dudar tú posees el corazón de una verdadera doncella

La anciana soltaría las mejillas de Andrómeda y las remplazaría por sus manos, y esta comenzara a darle pequeñas palmaditas en las muñecas.

--vive con alegría en tu sonrisa y con amor en tu corazón. Aun si son las palabras de una vieja anciana, nunca las olvides mi pequeña, que tu pueblo te recibirá con los brazos abiertos cuando sea necesario

La joven solo sonreía por las palabras de la mujer, y esta misma respondería:

--¡Muchas gracias señora Elora!

La joven sonrió de una forma que conmovería el corazón de cualquiera. La señora Elora sonreiría y se marcharía, pero aún desde irse diría:

--te cuidadas pequeña Andrómeda, y dale un saludo a tu padre y al pequeño Elián de mi parte

La anciana se iría y la joven Andrómeda seguiría con su camino...

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