"Según la mitología griega. Andrómeda fue la princesa de un imperio, y junto a su madre una de las doncellas más bellas del imperio y el mundo conocido, pero su madre se dejó llevar por los halagos y su propia belleza y entonces se autoproclamó, tanto a Andrómeda como a así misma, como... Las más bellas, incluso más bellas que las nereidas; ninfas de los mares e hijas de Poseidón. El dios Poseidón se enfadó por la negligencia de la mujer, y por ello le envió un mensaje a los reyes mortales...
[¡Por vuestra arrogancia, os castigo! ¡Si queréis salvar vuestro reino de un diluvio y de mi monstruo marino, sacrificar a la princesa Andrómeda!]
El miedo y la desesperación llegó a los nobles del imperio. Una gran batalla política se discutió en el palacio real. Ni una solución se dio a reconocer... El rey del imperio no tuvo más que afrontar los hechos... Envío a encadenar a su propia hija a unas rocas en el acantilado, donde el reino de poseidón y el imperio se unían... "
Tal vez ya muchos conozcamos este famoso relato sobre el rescate de la princesa de perseo tras su victoria contra medusa...
Pero...
Incluso si no sabemos nada sobre ella...
Está no es la
misma Andromeda...
...
{Episodio 20: El Origen De Andrómeda la Segunda Doncella. Primera parte}
...
La joven de ojos verdosos, con gran dificultad llevaba la cubeta llena de agua. Sujetándola con ambas manos ella trataba de no soltarla o tirarla, los dedos de ambas manos palidecieron por la fuerza que esta ejercía.
Su cuerpo era débil.
"¡Pensé que esto iba a ser mucho más fácil!"
Pensó la joven manteniendo la fuerza en sus brazos. Su respiración era agitada, mientras que por su frente gotas de sudor descendían. No muy lejos de dónde ella estaba, pudo visualizar una casa en particular; se trataba de una casa de piedra y madera, pero, donde se encontraba la puerta, a un costado de esta había un cartel colgado de unas cadenas. En el cartel había el dibujo de un martillo.
"Por fin, ya casi llego"
La joven Andrómeda aceleró levemente sus pasos, para llegar más rápido.
--¡UF! ¡Por fin!
La pelirroja dejó en el suelo la cubeta de agua, y después con su palma limpio el poco de sudor que había en su frente. Ella se acercó a la puerta de la casa, pero antes de poder tocarla, ella pudo escuchar exclamar una voz grave desde su interior.
[¡Elián tienes que aplicar más calor y fuerza al hierro! ¿¡O es acaso que no quieres mantener el linaje de nuestra familia!?]
[¡pero papá!]
Una segunda voz se escuchó, pero esta vez se trató de la voz de un niño. La joven abrió la puerta y una expresión de disgusto se dibujó en su rostro. Ella se empujó de la puerta y todas las miradas se posaron sobre ella.
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