❝ 𝐎𝐮𝐫 𝐧𝐚𝐦𝐞𝐬 𝐰𝐨𝐧'𝐭 𝐛𝐞 𝐫𝐞𝐦𝐞𝐦𝐛𝐞𝐫𝐞𝐝
𝐈𝐟 𝐰𝐞 𝐝𝐢𝐞 𝐥𝐢𝐤𝐞 𝐭𝐫𝐚𝐦𝐩𝐥𝐞𝐝 𝐟𝐥𝐨𝐰𝐞𝐫𝐬
𝐈 𝐫𝐞𝐟𝐮𝐬𝐞 𝐭𝐨 𝐛𝐞 𝐟𝐨𝐫𝐠𝐨𝐭𝐭𝐞𝐧
𝐖𝐫𝐢𝐭𝐭𝐞𝐧 𝐨𝐟𝐟 𝐚𝐬 𝐥𝐞𝐬𝐬 𝐭𝐡𝐚𝐧 𝐰𝐨𝐫𝐭𝐡𝐥𝐞𝐬𝐬. ❞
La noche había llegado ruidosa a esa taberna. Los gritos, risas y algún que otro golpe a mesas y a compañeros eran el ambiente normal cuando el sol empezaba a caer, pero esa noche estaba siendo bastante más ruidosa de lo habitual. Sobre todo por los murmullos y conversaciones que al estar en un lugar ruidoso, intentaban superar el tono de voz de los demás constantemente, quedando mismamente en gritos en forma de conversaciones.Pero para un excéntrico grupo sentado en una mesa en el segundo piso de la taberna, donde más tranquilo se estaba, ese ruido todo era más que habitual, sobre todo para un rubio de sonrisa suave, quien tenía una cerveza posada en los labios mientras miraba como su albino compañero, más que borracho, gritaba palabras al aire que intentaban parecerse a una canción que estaban cantando en el piso de abajo. Por otra parte, al otro lado de la mesa más bien, una mujer con un vaso de vino tinto entre los dedos y piernas cruzadas miraba a los alrededores, simplemente tranquila, mientras que el escuálido hombre a su lado parecía nervioso, ajustándose sus gafas cada dos por tres y lanzando miradas furtivas a su compañera de cabello negro.
A Meliodas se le hacía raro estar en una taberna que no era la suya, (Aunque también era una experiencia nueva; nuevo pueblo, nueva experiencia, o eso quería creer.), pero de vez en cuando estaba bien cambiar de aires, y más al estar en un pueblo que realmente no conocía mucho.
— Capitán.— Sus pensamientos fueron interrumpidos por Merlín, quien apoyó su cabeza en uno de sus puños para mirarlo mejor. Él mismo posó su cerveza en la mesa de madera con suavidad, parpadeando despacio, para después mirarla.
— Dime, Merlín.—
Meliodas nunca supo leer del todo los ojos dorados de su compañera, siempre había algo que se escondía de él. No era que desconfiara de ella, pero la conocía lo suficiente para saber de lo que era capaz cuando algo le interesaba, y los secretos que su cabeza escondía.
— Presta atención a lo que dicen los de la mesa detrás mía.—
El ceño del rubio tembló un poco en modo de pregunta, pero no le cuestionó y solo lo hizo, fijando su mirada por encima del hombro de la maga, agarrando de nuevo su cerveza por si tenía que esconder su mirada en ella, y sus oídos comenzaron a tomar la conversación de la mesa de caballeros algo borrachos detrás de ellos.
— ¿Y lo habéis oído? Lo del caballero de armadura encantada que dicen por las calles, digo.— Mencionó uno, balanceando su peso en el tocón donde estaba sentado, tomando de su cerveza unos buenos tragos.
"¿Armadura encantada?" Se cuestionó a si mismo el Capitán mientras alzaba levemente una ceja, bebiendo un sorbo de su cerveza.
Otro de ellos solo le dio un golpe a la mesa, sus cejas disparadas por el alcohol en su sistema y ojos medió cerrados. — ¿Tu también? — Arrastró las palabras mientras se inclinaba bastante sobre la mesa. Meliodas estaba seguro que el olor del alcohol de su boca llegó hasta él. — ¡Estoy cansado de escuchar sobre eso! Seguro que no es más que un invento para hacer que los niños se vayan a dormir. ¡No le des tanta importancia, hombre!.—
Pero el último de ellos 3 se cruzó de brazos, apoyando su espalda en la barandilla que evitaba el caer al primer piso. Este parecía el menos borracho de todos. — Pues que quieres que te diga... He escuchado rumores de que realmente si que se ha visto a alguien con una armadura envuelta en encantamientos comprando en algunos puestos de este mismo pueblo hace unas horas.—
— ¡Si claro! Y también se acuesta con mi mujer, !no te jode! —
— Venga venga, no te pongas así tampoco. Yo solo digo lo que escuché por ahí.— Calmó uno de ellos, volviendo a tomar un trago de su propia cerveza antes de suspirar y empezar a hablar de un tema totalmente distinto.
Por lo cual, Meliodas volvió a poner su atención en su compañera Maga, dejando el tarro de cerveza sobre la mesa. Cerró los ojos unos segundos — Hm. Ya veo.—
— ¿"Hm. Ya veo"? — Repitió la de cabello oscuro, colocando sus manos sobre la mesa, su ceño algo caído. Sus dorados ojos se fijaron en los verdosos del rubio directamente.— ¿Solo vas a decir eso? Podría ser algún tipo de ser en busca del fin del mundo, ¿y tú sólo dices "Ya veo"? —
Una pequeña sonrisa juguetona estiro parte de sus labios, haciendo brillar sus ojos. Ahora fue él quien levantó sus brazos para posarlos sobre la mesa e inclinarse un poco hacia la joven maga. Sus músculos resaltaron bajo su blanca camisa, podría ser pequeño, pero también era matón.— ¿Y que querías que dijera? ¿Que vayamos a buscar a alguien que tiene una armadura que simplemente puede ser nueva y por eso brilla? Y dudo mucho que alguien buscando la destrucción del mundo comprará cosas en puestos vecinales, Merlín. No creo que haya que darle tanta atención. —
Más Merlín no parecía contenta con esa respuesta. Se colocó un mechón detrás de su oreja con una mano y movió el vino del vaso con la otra, suspirando cortamente.— ¿Y si lo es? Nunca esta de mal ser precavidos.—
La tenacidad que Merlín mostraba por el tema no hacía más que extrañar al rubio, quien obró por mirarla y alzar una ceja mientras se volvía a cruzar de brazos y recostar contra la pared detrás de él.— ¿Y por que tanta ansia, Merlín? Parece algo personal para ti.—
Los ojos de la maga se levantaron de su vaso de vino a su capitán segundos después de decir eso. Una extraña sonrisa comió un poco sus labios rojizos.— No es ansia, querido capitán. Es interés. Y sabes como soy cuando algo me interesa.—
Meliodas no respondió durante unos minutos, alzando su cabeza hacia el techo mientras. Parpadeo despacio. Merlín podría tener razón o sólo querer un nuevo conejito de indias... Un suspiro abandonó sus pulmones cuando se puso recto sobre su asiento y recogió su cerveza con una mano.
— Está bien. Mañana nos ocuparemos del asunto. Pero por ahora disfrutemos de lo que queda de noche.—
Y al escuchar eso, un, o lo que parecía, muerto de borrachera albino alzo su cabeza de sobre la mesa más rápido que un rayo, con una sonrisa de oreja a oreja que no predecía nada bueno para el grupo no entero de Pecados.
— ¡Ohoho! ¡Ese es mi Capiiiii~!— Exclamó arrastrando las palabras y con una fuerte voz. El brazo de Ban rodeo totalmente los hombros de Meliodas, quien solo rio ante su borracho amigo.— Que le den a las misiones por un tiempo, ¡emborrachémonos hasta morir~!—
Como si alguno de los 2 pudiera hacer eso, vaya.
— ¡EEEEEEH!, ¡otra ronda por aquí! —
Y dejando que un suspiro lo abandonara, Meliodas negó con la cabeza, pero rondando en ella se hallaba el pensamiento de esa extraña "armadura encantada".
Parecía que ahora estaban buscando un "Caballero Encantado", iban a tener que poner en una lista cuantas armaduras y caballeros habían buscado hasta la fecha.
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𝐫𝐚𝐯𝐢𝐬𝐡𝐢𝐧𝐠 | 𝙣𝙖𝙣𝙖𝙩𝙨𝙪 𝙣𝙤 𝙩𝙖𝙞𝙯𝙖𝙞
FanficƦƔ - ❝ La curación mágica no deja cicatrices ni daños. Después de todo, es 𝙢𝙖𝙜𝙞𝙖. ❞ - 𝙎𝙚𝙫𝙚𝙣 𝘿𝙚𝙖𝙙𝙡𝙮 𝙎𝙞𝙣𝙨 𝙛𝙖𝙣𝙛𝙞𝙘