LAS ADICCIONES DE LOGAN (PARTE 2)

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Me duele la cabeza. Hostia. Me duele muchísimo la cabeza. ¿Dónde está mi madre? Se supone que llega a casa a las seis. ¿Qué hora es? Miro el móvil. Parpadeo hasta que consigo enfocar la vista en la pantalla. Las seis y tres. Suelto una bocanada de aire y arrugo la cara al oler mi propio aliento. Apesto a alcohol. Me levanto con cuidado de la cama. La habitación me da vueltas, pero poco a poco todo se pone en su sitio. Yo también. Hay una botella de vodka vacía sobre mi mesa, latas de Sprite aplastadas, y... ¿qué es eso de ahí?

Escucho la llave girando en la cerradura.

Mi madre empuja la puerta y dice:

—Cariño, ¿estás en casa?

Joder. Joder. Joder.

—¿Cariño? —grita desde otro punto de la casa.

—¡Voy, un segundo! —Tiro la botella y las latas a la basura, y abro la ventana para ventilar.

Mi madre llama a la puerta.

—¿Se puede?

—¡Espera, por favor!

Me inclino sobre la mesa y soplo como si fuera a apagar las velas de mi cumpleaños. La coca desaparece creando una pequeña nube blanca que se pierde en el aire y se hace invisible a los ojos. Mi madre abre en ese momento la puerta y yo me giro con brusquedad. Guardo las manos detrás de la espalda y le enseño mi mejor sonrisa.

Detrás de lo que cuentan de nosotros - ESCENAS EXTRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora