―¿Acaso todo fue una... mentira?
―No creí que todo llegara tan lejos... ¡Perdóname por favor!
―¿Perdonarte? ¿¡Crees que con todo lo que me hiciste te perdonaré!?
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⇢ EN EMISIÓN.
⇢ Avance intermedio.
⇢ ROMANCE / DRAMA...
En realidad, la mayoría de las veces es todo lo contrario y las personas tienden a odiar ese tipo de compañías. A mí, sin embargo, me agradan. Puedo saber en quién confiar y en quién no. Así he logrado identificar posibles narcisistas, manipuladores, ladrones, interesados, en fin, personas con las que no querrías estar ni a una distancia de 10 metros.
He estado alrededor de personas malas, y claro, también de personas buenas. Pero, por más gente que he conocido, nadie ha sido como él, solo le vi una vez y mi mundo se vino abajo.
Apenas era un niño cuando eso pasó, yo solo tenía 13 años, aun así, nunca podría olvidarlo. Su amabilidad, la forma en que sus ojos reflejaban su alma y, sobre todo, sus buenas intenciones, fue lo que me capturó de inmediato.
Al principio creí que todo había sido una impresión de niños, con el tiempo, supe que nunca fue así.
Él era etéreo en este mundo de normalidad asfixiante, nunca olvidaría su cabello azabache y sus ojos expresivos. Y sí, tal vez fue solo por la primera impresión, no lo sabría decir con exactitud... pero prefería creer que él seguía siendo de la misma manera.
Nos conocimos por primera vez, cuando nuestros padres fueron a una boda. No tengo ni idea de qué relación tenían con mi tía, pero agradezco que ellos estuvieran ahí. De lo contrario, no sabría qué es el amor platónico-adolescente.
Él rompía las reglas de etiqueta, o al menos eso parecía. Odiaba su traje, y sobre todo los corbatines. Le encantaba hablar, pero no lo hacía con todos. Usaba el cubierto que le parecía más cómodo y sonreía ante los regaños de sus padres. Adoraba el batido de fresa y por lo que sé, también el chocolate con menta.
Rara combinación, nunca me gustó por completo.
Además, me susurró que odiaba el té porque prefería el café.
Aprendí muchas cosas de él ese día, y nunca más las pude olvidar. Luego de eso, mi familia se tuvo que mudar a Japón y por desgracia, no tuve la oportunidad de volverlo a ver. Pero su recuerdo se fijó en mi memoria, sus ojos, su risa, su nombre.
Y aunque lo intenté, nadie me pudo agradar más que él. Ahora que estoy de vuelta, pienso encontrarlo, deseo, más que todo, encontrarlo.
Y lo haré, lo encontraré, quiero tenerle a mi lado. Quiero verle de nuevo.
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