Capítulo 2: Sesión de psicología barata

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Entré a lo que parecía un consultorio (supongo que es un consultorio porque en la puerta decía doctor, yo solo sigo la lógica), era un consultorio muy bonito: las paredes estaban pintadas de azul marino, había un sofá marrón situado a la izquierda de la entrada con un cojín naranja y otro negro con grandes circulos de colores naranja y dorado, en el fondo de la habitación había un escritorio completamente negro, con una mesa de vidrio oscuro muy opaco, una silla de ruedas de tela gris que parecía estar un poco desgastada, sobre la mesa había una computadora fija de color negro con gris, había una pequeña biblioteca de madera algo gastada, solo tenía un libro por estante y cada estante estaba rotulado (Misterio, fantasía, romance, filosofía, acción y erotismo) ese último título me llamó la atención pero decidí no escudriñar más ese sector) mi vista siguió divagando por el cuarto, solo habían dos cuadros que decoraban las pares: uno tenía un hermoso prado verde irradiado por un sol de atardecer que parecía acariciar las casas que se divisaban al fondo, el otro claramente era el retrato de una mujer muy hermosa, era una foto a blanco y negro, tenía unos lentes estilo aviador que le cubrían los ojos, tenía una mano sobre la montura parecía que estaba a punto de quitárselos y también se estaba mordiendo el labio de forma seductora. Me tenía completamente hechizado, de repente una voz me dio un buen susto sacándome mi estado de admiración diciendo.

- ¿Podemos comenzar ya, o te vas a quedar viendo la foto todo el día? Tengo servilletas aquí por si quieres secarte la baba.

- ¡Ahhh! Lo siento... no fue mi intención, yo solo...

- Estabas admirando a la dama, no tiene nada de malo. Es muy hermosa

El joven muchacho que tenía al frente (que no aparentaba más de 20) era el mismo que me había invitado a entrar (lo supuse por su tono de voz) iba muy bien vestido un traje gris claro, la camisa que tenía debajo del traje era blanca en muy buen estado, unos zapatos de gamuza oscuros con suela gris, tenía el cabello peinado completamente hacia atrás, pero, un rasgo que me llamó la atención fue una cicatriz que iniciaba en su ceja izquierda y recorría todo su ojo por encima del parpado, hice caso omiso de ese detalle y seguí nuestra conversación.

- Si... ¿Es tu novia?

- ¡Ja! Ojalá.

- ¿Quién es?

- No tengo idea, debe ser un cuadro que dejo aquí el anterior jefe, hay rumores de que solía ser un romántico sé enamoraba con una pasión que no tenía limites, yo no pude conocerlo, pero las pequeñas pes, son los que llevan más tiempo aquí y tienen historias increíbles.

- ¿Pequeños pes?

- Si, son los empleados más antiguos de la oficina. Los primeros jefes, entramos a trabajar desde el año 1, algunos dicen que, desde los meses, pero, la verdad es que no hay muchos registros de esa época así que... y bueno somos 27 empleados y contando así que historias hay de sobra...

- Claro...

Ya tuve suficiente de este circo.

- Si. oye esto ha sido una experiencia maravillosa, eso creo... incluso compartí con el muchacho y oye no me mal intérpretes, se ve que eres un sujeto amigable, pero, mira la hora que es... ya me tengo que ir... así que, ya sabes tengo una vida ocupada (Mentí, mi definición de vida ocupada es ver películas todo el día y comer y ese ciclo se repetía todos los días)

Retrocedí lentamente hacia la puerta hasta alcanzar el pomo, traté de hacerlo girar, pero la puerta parecía estar trabada y ahí fue cuando la verdadera desesperación llegó, comencé a sacudir la manilla, pero no cedía.

LOS RETOS DE LA MENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora