×× capítulo 24 ××

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No durmió pensando en su sobrino, y más porqué sabía aunque no lo quisiera, un final trágico era merecedor de su propia historia.

Jin no dejó de revivir en su mente las caricias de su tío, y aunque no estuviera con él, podía sentirlo en cada fibra de su piel.

Taehiung se quedó sentado toda la noche en el sofá de la sala, recordando su infancia al lado de su hermano al que desde pequeño miraba como su super héroe personal.
Pequeñas lágrimas cayeron pensando en cómo pudo haberse perdido de esa manera.

Tocó la puerta del cuarto de su hijo al amanecer, se recargó en ella de espaldas y le dió a conocer su decisión.

— se que estás despierto......se que tu tampoco pudiste dormir.....Jin, ya lo eh decidido, yo.......dejaré que al igual que los demás pedofilos pague su deuda.......

El chiquillo cerró sus ojos y puso sus manos en su boca. Lloró como nunca había llorado en toda su corta vida, Lloró en silencio aunque por dentro gritaba desgarrandose el alma.

No pensó en las consecuencias que traería a la vida de su padre lo que haría. Pero sabía que namjoon sería encerrado por un muy largo tiempo y seguramente cuando consiguiera la libertad, saldría con los años sobre el.

Esa misma tarde, desarmó con toda calma un barco de acero que su padre le dió cuando ganó un concurso de poesía.
Tomó el hasta, la acarició, la besó, y comenzó a tallarla en el suelo hasta que la punta dejó pequeños fragmentos debajo.

No se despidió, no escribió ninguna nota, solo dejó el pequeño libro que había escrito, abierto en la página final donde los protagonistas corrían rumbo a un precipicio.
Colocó luego la punta del objeto justo en la yugular, y pronunciando el nombre de su tío con todas sus fuerzas y sin miedo, partió de este mundo como un valiente temerario.

Namjoon cuando supo lo de jin, rió como ríe un demente.
Por la noche en la celda #67 del Reclusorio #21 de la nación sur koreana, encontraron sin vida el cuerpo de un escritor famoso que dejó el anonimato en un pedazo de papel, donde también revelaba su amor limpio hacia su propia sangre, y en donde alegó su inocencia al haber sido engañado por ese cruel ángel del amor.

estribilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora