Las cosas de Luna

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¿Quién te ha dejado esa revista? —preguntó su padre de improviso.
  Luna se la quedó mirando fijamente como si no entendiera lo que le preguntaba.
  —Exijo que me respondas. ¿De dónde has sacado esa revista?
  —Me la han dejado.
  —¿Quién?
  —No puedo decirlo.
  —¿Por qué?
  —He dicho que no lo diría.
  —¡Pues vas a decírmelo inmediatamente!
  —No.
  —¿Te atreves a desobedecerme? —inquirió su padre.
_No entiendo porque se enoja tanto. Sólo es una revista de Magizoología_ le dijo.

Quería ser Magizoóloga cuando terminara Hogwarts, no sabía cuál era la preocupación de su padre, de echo él le había alentado desde muy pequeña al estudio de las criaturas del mundo mágico.
No se  imaginaba que podría haberle molestado, solo cuando volteó y  vio la portada de la revista entendió.
Allí estaba su madre, la mujer que le trajo al mundo y que debía por ende, haberle criado, pero no fue así.
Sus ansias del conocimiento y del poder la habían echo abandonarles en cuanto Luna nació, dejando a su padre al cuidado de la pequeña y sin conocimientos de cómo hacerlo pero con un amor inmenso hacia ella.
Entendía a su padre, pero no conseguía  comprender porque se había puesto tan enojado. ¿Acaso aún amaba a su ex mujer?
Luna no sabía, lo que si sabía con exactitud era que al mirar la foto no sintió absolutamente nada, ni odio, ni dolor, ni rencor, y menos amor. Nada sentía por esa que la trajo al mundo.
Su amor lo había dividido entre su padre y las criaturas mágicas que iba conociendo poco a poco.
Esas, que le llenaban el vacío de su vida y que desde pequeña empezó a estudiar, catalogar y sobre todo a amar... Sobre todo eso.... Amaba cada criatura por muy pequeña que fuera.
Los amaba en sobremanera.
Luna tenía varias criaturas en su
poder.
Un pequeño y rosado Micropuff.
Que había adquirido en sortilegios Weasley el verano pasado. 
También estaban los Nargles. 
Esas  criaturas que acostumbran infectar los muérdagos y esconden sus pertenencias, para luego devolverlas de manera extraña, pero esos solos los podían ver ella y su padre. Eran unas criaturitas muy tímidas.
El snorkack de cuerno arrugado, en verdad las personas decían que no existía pero ella podía ver cosas que los demás no percibían, así que estaba segura que si, qué existían y lo iba a demostrar muy pronto.
El  torposoplo, que es una criatura invisible de
tamaño diminuto, que suele
entrar al interior de los oidos de las personas haciendo que estas se confudan. Pero esos estaban libres, molestando a los mortifagos.
Y por último el Thestral.
Aún recuerda aquella vez que le
explicó a Harry Potter por que los demás no podia ver
a estos caballos alados y ellos si. Harry la encontró descalza en el bosque  mientras  alimentaba al Thestral, fue  un poco embarazoso el momento porque a ella le gustaba muchísimo Harry aunque nunca se lo demostró, pero los Nargles le habían escondido todos sus zapatos.
Y pues ahí le encontró,
En ese momento le contó que las personas los evitan por ser diferentes.
Ella los entendía, tenía
La sensibilidad para entender el
gran valor de los animales.
Por eso se había decidido en cuanto dejara la escuela, se convertiría en una Famosa
naturalista y Magizoóloga. Iba a dedicar su vida ayudar   a clasificar muchas
especies que no se habían visto antes. Esas en las que nadie creía. Esas que solo unos pocos podían ver...
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