Lan Huan está feliz. Su felicidad es desbordante, se siente como si corriera en cascada por su rostro y de repente es un niño de nuevo que se escapó de su casa para jugar en la lluvia. Que abre sus brazos y da vueltas mientras las gotas golpean por todo su cuerpo, porque sabe que su madre lo está viendo en la ventana y escucha la risa que debe estar emergiendo de sus labios. Es feliz de una forma que no puede explicar, mientras los brazos de Jiang Cheng lo sostienen y el color rojo los envuelve para declarar prosperidad y amor a su unión.
Todo lo que tuvieron que hacer para que el compromiso y el matrimonio se concretara ahora es como un borrón lejano dejado en las tierras que fueron su hogar. Las discusiones con los ancianos y las miradas de desaprobación resbalaron en su rostro, brilló con una sonrisa ante la certeza de que pronto estaría todo concretado. Sentir el apoyo de la gente que amaba fue suficiente para que cualquier rumor y mala intención en las palabras perdiera su fuerza y no fuera capaz de golpearlo. Es feliz, sabe qué hacer con su vida. Ha dedicado su juventud y su fuerza en Gusu Lan, para navegar a través del incendio, la guerra y la reconstrucción y ahora ha dejado una secta fuerte en mano de un joven que ha demostrado tener la gallardía para seguirla alzando con las otras, mientras recorre el camino a su felicidad.
O, más bien, se deja llevar por ella.
Jiang Cheng lo sujeta con fuerza durante todo el trayecto a Muelle de loto, sin titubear, sin quejarse. No toma la mano de nadie porque están ocupadas, pero esta forma de llevarlo lo ha obligado a encontrar otros métodos, a lograr lo imposible una vez más y está inmensamente enamorado. Ahora es con el flujo del qi de Jin Ling y de Wei Wuxian que puede saber cómo dirigirse a su secta mientras sus brazos están ocupados para sostenerlo. Y cuando la imagen del Muelle de loto, adornado y exuberante por la boda, lo sorprende en el horizonte, Lan Huan siente el tirón de emoción.
Descienden en el muelle, Jiang Cheng baja de su espada y no lo suelta con todas las túnicas rojas y relucientes junto a los adornos dorados. Su tocado tambalea un poco por el viento, pero Jiang Cheng lo sostiene firmemente y él sigue con sus brazos envueltos en el cuello de su esposo. Ya se despidió de su madre, le prometió que será feliz en honor a ella, para que un poco de esa felicidad ojalá la encuentre en su siguiente vida. Ahora deberán darle honores a los padres de Jiang Cheng.
—Pareces feliz —Lan Huan suspira contra su oreja, tan lleno de dicha que siente le partirá el esternón. Jiang Cheng resopla, pero, a pesar del sonrojo que cubren sus mejillas conforme avanza en medio de sus discípulos y los aldeanos del muelle, alza su mentón con orgullo.
—Imagino la cara de todos los que dijeron que me quedaría solo y nadie querría casarse conmigo —dice, con humor en su voz—. ¡Ahora cargo al poderoso Zewu-jun a mi cama!
Lan Huan ríe. Su felicidad parece música que opaca la de los tambores y los instrumentos de cuerdas que acompañan la procesión. Si mira a su espalda, están descendiendo el resto de la caravana, con los regalos a la novia transportados: baúles llenos de telas caras, incienso, perfumes y oro, todos regalos de Lanling Jin. Jin Ling luce orgulloso mientras camina detrás de su jiujiu con el tormentoso color de ojos que ahora le pertenece. Lan Sizhui tiene razón, parece más su hijo y su corazón tambalea porque nadie más podría tener ese lugar.
—Me cargarás hasta el salón ancestral —susurra Lan Huan sobre la oreja de su esposo, conteniéndose de la travesura de morder el lóbulo. Jiang Cheng enarca una ceja—. Yo te cargaré a la cama. Te recompensaré por permitirme esto.
Cuando mira al frente, los rostros de los líderes de secta invitados se contorsionan ante la sorpresa. Si el hecho de ser manga cortada ya los estaba irritando, imagina que la muestra de afecto tan descarada los ha dejado perplejos. Incluso Nie Huaisang, quien suele ser bastante abierto sobre el tema, deja de abanicarse cuando los nota acercarse. Jiang Cheng sigue orgulloso, caminando con su espalda derecha, sus hombros cuadrados, como si Lan Huan no pesara más que un niño de cinco años, como si no fuera al poderoso Zewu-jun al que está cargando. Lan Huan le sonríe con suficiencia a Nie Huaisang y casi puede imaginar a su Da-Ge detrás de él, moviendo su rostro con desaprobación, pero con una sonrisa en sus labios. La misma que al final dibuja Huaisang cuando comprende todo y se divierte viendo el espanto de los demás.
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Compañero de vida (MDZS)
FanficDespués de una cacería nocturna que salió mal, Jiang Cheng le entrega los ojos a Jin Ling. Lan XiChen navegará por el duelo, la pérdida y la esperanza para construir su final feliz. . . . Jiang Cheng pierde sus ojos, Lan Huan se queda. PD: Fic herm...