𝘋𝘖𝘚

673 114 29
                                    

Jongseong formó una mueca de impotencia en su rostro, ¿Cómo debía sentirse en ese momento? ¿Feliz? ¿Triste? ¿Aliviado? ¿Enojado? Desde que Jungwon estaba tendido en aquella camilla, sabía que existía la enorme posibilidad de que él estuviese sufriendo al no poder despertar.

Había luchado día y noche contra sí mismo, intentando auto convencerse de que no era la persona más malditamente egoísta del mundo por retenerlo a su lado, después de todo, Jungwon no era el único que sufría estando en aquella situación, Jongseong también compartía su dolor.

—No...—susurró él, dejando caer las dos bolsas que traía consigo. El doctor Lee lo miró con empatía, lo que hizo rabiar un poco más a Jongseong, ¡Él no podía entenderlo!—No pueden hacerlo... Aún hay esperanzas, él está vivo...

—Las posibilidades de que despierte son de una en un millón, prácticamente inexistentes—contestó el doctor, suspirando. Nunca se estaba completamente listo para dar ése tipo de noticias—. Sus padres aceptaron desconectarlo.

—Joder... ¡Joder!—gritó al borde de las lágrimas. Su voz sonaba tan desesperada, como si lo estuviesen matando. Y era así, iba a perder a la persona que más amaba en todo el mundo; sus promesas, sus planes, todo le estaba siendo arrebatado.

A tropezones, corrió hasta Jungwon, colocándose a su lado.

—No puedes hacerme esto, Jungwon—dijo, tomándolo por los hombros y sacudiéndolo bruscamente. Las lágrimas, como cada día, comenzaron a correr por sus mejillas, pero esta vez era diferente, Jongseong lo sentía como una despedida...—¡No pueden hacerle esto!—se recargó en el pecho de su novio, aún podía escuchar los lentos latidos de su corazón...

El doctor lo miró con lástima.

—Lo siento, pero ya está decido—murmuró, intentando consolarlo, ¿Pero qué clase de consuelo era aquel?—. Existe una gran posibilidad de que esté sufriendo en éste sueño eterno, ¿No crees que deberías dejarlo ir?

Jongseong se desmoronó sobre el cuerpo del menor, él sabía perfectamente que ésta vez no podía hacer nada, no importaba lo mucho que amara al pequeño Jungwon, esta vez no podía impedirlo.

—Despierta bebé...—suplicó, llorando sobre su pecho—. Despierta ahora, Jungwon... Hazlo por mí, por nosotros. Tenemos muchas cosas que vivir...

Pero no reaccionaba, ni siquiera un movimiento.

Se levantó un poco, esperando encontrarse con el doctor Lee y poder suplicarle una vez más, pero ya no había rastros de él. Sólo estaba Jungwon, él y un profundo dolor en su pecho.

Las calientes lágrimas no dejaban de rodar por sus mejillas, sin duda no podría soportarlo. El simple hecho de imaginar su vida sin verlo, no podía tolerarlo...

—No podré vivir sin ti—le dijo antes de desaparecer de la habitación.

Esa noche fue a su departamento, sabía que estaría desperdiciando una de sus últimas noches con Jungwon, pero realmente no quería desmoronarse una vez más frente a él, ¿Qué ganaría con aquello? Si era verdad y él podía oírlo, sólo sería más dolor para ambos.

Para Jongseong los días parecían ir cada vez más rápido y su tiempo con Jungwon cada vez era menor...

Esa semana había optado por no ir a trabajar porque, sinceramente, era lo que menos le importaba en ese momento. Quería estar con Jungwon hasta que dejase de respirar, hasta que su corazón palpitara por última vez... Quería verlo con sus propios ojos, porque sí, era un masoquista de mierda.

Se las había ingeniado para dormir en el sofá de la habitación cada día, comer en el hospital y cenar allí mismo en compañía de Jungwon. La madre del pelinegro sabía que el comportamiento de Jongseong no era normal, cualquier otra persona no habría soportado mantener una relación con alguien que, prácticamente, ya no tenía vida.

Y es que mierda, jamás había estado tan malditamente enamorado y todos a su alrededor estaban conscientes de aquello. Quería poder vivir eternamente en la compañía de Jungwon y sus planes estaban siendo destrozados.

¿Qué sería de él después? ¿Qué haría? No lo sabía. Su vida giraba en torno a ese pequeño lapso de una semana.

Cada día intentaba algo diferente, teniendo la esperanza de que Jungwon reaccionara al menos un poco, pero todo parecía en vano.

Esa tarde le cantó Butterfly, su canción. Aunque no sabía exactamente por qué lo hacía si era Jungwon quien siempre solía cantarla para él, podía presumir que su Jungwon cantaba como los mismos ángeles...

Pero sólo se volvió su canción cuando Jay agregó un rap especialmente para él. Desde ése día, la cantaban el uno para el otro. Cuando uno de ellos estaba enojado, celoso, triste e incluso cuando derrochaban alegría.

—Cantas horrible, Park—escuchó la voz de Heeseung, quien entraba a la habitación acompañado de otros cuatro chicos.

—¿Qué fueron esos ladridos?—preguntó Seonwoo, quien claramente, sólo estaba bromeando.

—¿Qué hacen aquí?—preguntó Jay, levantándose del lado de Jungwon para poder mirarlos.

—Te recuerdo que somos tus amigos—protestó Jaeyun—. Tuyos y de Jungwonie...

—Lo siento—murmuró Jongseong, encogiéndose de hombros. A veces solía olvidar que existían más personas además de Jungwon.

Jongseong se levantó de la camilla y se acercó a sus amigos quienes miraban a Jungwon con anhelo.

—Parece tranquilo—murmuró Riki, acercándose hasta la camilla y tomando la mano izquierda de Jungwon—. Extraño verlo inquieto, riéndose, también llorando por ver a Jay Hyung tan cerca de Sunoo...

Jongseong tragó pesado y abrió la boca para intentar decirles la desgarradora noticia.

—Lo van a desconectar en dos días...—confesó Jongseong, conteniendo las lágrimas—. Mi Jungwon se va... Se va de mi lado para siempre.

Las miradas de todos sus amigos se centraron únicamente en él cuando los fuertes sollozos de Jongseong se hicieron presentes en la habitación.

¿Qué haría sin su pequeño Jungwonie...?

𝙀𝙐𝙏𝘼𝙉𝘼𝙎𝙄𝘼 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora