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Habían pasado dos semanas desde que el peliverde se había ido de Japón. Había aceptado trabajar en la Agencia de Endeavor creyendo que también Izuku estaría pero gracias a su estupidez ahora el peliverde se encontraba en alguna Agencia de América, solo estas cosas le pasaban a él. Intentó que Todoroki le dijera en dónde se encontraba pero fue en vano, le dijo que él tampoco sabía dónde estaba ya que el de pecas no le había dicho y que no había logrado hablar mucho con él. 

Intentó también marcar a su celular pero no contestaba, casi se rendia hasta que un día si contestó pero no era el peliverde sino una mujer, logró entender que el número había cambiado y ahora ella era la nueva dueña. No había querido ir a la casa de la Tía Inko pero a este punto sería su última opción. 
Terminó su trabajo de oficina de ese día y tomó rumbo a su antigua casa desviándose a la casa de la peliverde, estuvo tocando el timbre durante un tiempo pero nadie salía, espero unos minutos más pero era el mismo resultado. Estaba por asomarse por una de las ventanas cuando un señor algo grande de edad le hablo.

–Si buscas a Inko-chan no la vas a encontrar aquí

–¿A qué se refiere Viejo?– No iba a estar con formalidades, había perdido la paciencia durante ese tiempo y no quería que estuvieran dándole tantas vueltas al asunto 

–La Juventud de hoy en día, ya no hay respeto–Dijo el Señor lamentándose –Inko-chan se mudó hace unos días 

La noticia fue como su le hubiera caído un balde de agua helada –¿Sa-sabe a dónde se fue?

–Lo siento Mocoso pero no sabría decirte con exactitud. Lo único que si te puedo decir es que se fue del país porque puso en venta la casa y llevaba su pasaporte en mano cuando salió– Contó el hombre

No le importó dejar a el hombre con la palabra en la boca, lo único que quería era salir de ahí y eso fue lo que hizo. ¿Qué haría ahora? No podía contactar con ninguno de los dos peliverdes, ambos estaban fuera del país ahora y no sabía con exactitud dónde se encontraban ¿Por qué había tenido que ser tan idiota?

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–Oye, nos toca patrullar juntos otra vez–Anunció el rubio entrando en la habitación. Claro que la vista que lo recibió fue algo confusa para él –¿Por qué estas haciendo ejercicio aquí? En el edificio de enfrente está la sala de entrenamiento 

El peliverde no respondió enseguida sino que termino los abdominales que estaba haciendo y después tomó una toalla para limpiar el sudor de su rostro y cuerpo –Solo es ejercicio rutinario, cuando es algo más pesado voy a la sala de entrenamiento

Monoma estaba deleitado, no había tenido la oportunidad de ver bien el cuerpo del peliverde y si era sincero le gustaba lo que veía. Quizás para alguien más las cicatrices llegaran a ser algo incomodas o hasta asquerosas pero para él se le hacían tan sexys. 

–¿A qué hora nos asignaron el patrullaje?– Preguntó el de pecas sin darse cuenta de la forma en la que estaba siendo observado

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–¿A qué hora nos asignaron el patrullaje?– Preguntó el de pecas sin darse cuenta de la forma en la que estaba siendo observado

–A-a las 7 pm– Respondió Monoma con nerviosismo

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