Capítulo 6

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Minho golpeó con fuerza la clavícula de Wookyung con su codo a lo cual este siseo adolorido y en respuesta le clavó las uñas en su brazo herido.

- ¡Ah, bastardo! – Minho hizo una mueca en su rostro a la vez que el castaño cansado de cargar al pelinegro lo dejó caer en el suelo. - ¡Ah!

Minho a las justas evito la caída poniendo sus piernas, pero igual se golpeo el otro brazo contra la pared en donde se mantenía apoyado y su pierna hinchada le dificultaba la tarea de mantenerse en pie.

Miró con odio a Cha Wookyung que se acarició la clavícula y los hombros como si estuviera adolorido.

- Eres demasiado intenso, hyung.

- Eso te pasa por estar tocando mi... - Minho se detuvo a lo que Wookyung sonrió.

- ¿Tu qué?

Minho se quedó callado y dejó que la conversación acabará ahí si es que ese intercambio de palabras se le podría considerar tener una conversación.

Después de aceptar el trato con Cha, este no dudo en levantarlo y llevarlo en sus brazos como si fuera una princesa. Minho protesto en un principio, pero luego se dejó llevar ya que era demasiado peligroso seguir en ese lugar, especialmente con el sol desapareciendo y el cielo poco a poco tornándose más oscuro.

El camino fue tranquilo, Wookyung tomó los caminos menos concurridos donde esos seres eran inexistentes. Aunque había momentos en donde no podían evitarlo. En esos casos Wookyung, como si fuera un experto, tiraba cosas para hacer ruido y distraerlos.

"¿En serio era tan fácil?"

Minho no lo entendía. En todo el camino con Wookyung nada malo les paso, pero el estando solo una hora y ya tenía a veinte de esas cosas tras él.

- Es que eres apetitoso, hyung.

Cha le había respondido con anterioridad junto con una sugerente caricia en sus muslos. Gracias a esto es que Minho empezó a golpearlo con las pocas fuerzas que tenía y trayéndolos a la situación en que se encontraban ahora.

Wookyung con una fuerte patada abrió la puerta de una casa la cual estaba examinando desde hace unos minutos.

- Espérame aquí. – Cha sacó una pequeña navaja de su bolsillo y le entregó a Minho la escopeta.

- Como si fuera a moverme. – Minho dijo sarcástico sentándose en el suelo mientras sostenía la escopeta.

- Cierto. – Wookyung respondió junto con una risita que hizo enojar más a Minho. – Ahora regreso.

- Mejor no vuelvas. – Minho susurró viendo al castaño entrar a la casa de dos pisos.

Luego volvió a mirar al frente y suspiró agotado. Observó las rejas que protegían aquel hogar y no permitían que nadie ingresará, además de algunas personas caminando de forma cohibida y arrastrando las piernas por el suelo.

Una en especial, una chica de cabello castaño y ojos oscuros, le devolvió la mirada. Minho contuvo la respiración y no hizo ninguna expresión mientras seguían observándose.

Pasaron unos segundos y la chica con parsimonia siguió su camino sin prestarle atención.

Minho chisto enojado. Le costaba admitirlo, pero Cha Wookyung tenía razón. Esas cosas no atacaban a cualquiera, mientras te mantuvieras a una distancia segura y no mostrarás signos de miedo, no te perseguirían. Caso contrario, eras una presa fácil.

- Listo, hyung.

Minho se asustó y giró la cabeza encontrándose directamente con la mirada castaña de Cha. No se percató el momento en que llegó lo cual lo asustó. Este hombre era demasiado silencioso.

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