Capítulo 3

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Minho abrió los ojos lentamente y se estiró en la cama haciendo tronar algunos de sus huesos. Se levantó con cuidado notando que el dolor disminuyo significativamente y observó el reloj en la pared que marcaba las 22:34.

Ya era hora de cenar y las tiendas de conveniencia en las calles estarían cerradas. Minho no esperaba dormir tanto pero el estrés acumulado por todo lo sucedido lo dejó agotado.

Caminó hacía la sala para pedir algo de comida por medio de su celular. Prendió el televisor para ver si había algo interesante y recogió el celular del suelo.

Mantuvo apretado el botón para encenderlo mientras miraba el televisor que se quedó con un mensaje de pérdida de señal.

- Genial. – Minho se quejó apagando el televisor. El celular se encendió y para su sorpresa tenía mensajes sin leer.

Esperaba que fuera Donna, aunque era muy poco probable. Para su desilusión, solo eran mensajes de parte de la guardia civil. No le interesaba, quizás eran los mismos mensajes sobre el virus y los cuidados si llegaba a su ciudad.

"Quizás si me contagio y me enfermó, Donna volvería por lastima..."

Sacudió la cabeza para quitarse esas ideas de la cabeza. Debía conservar algo de dignidad.

Marcó el número de un restaurante cercano para que le mandarán delivery, apretó el botón para llamar y un mensaje sobre que se había suspendido el servicio lo sorprendió.

- Pero lo pagué apenas ayer...

Minho se comenzaba a enojar nuevamente. Respiró lentamente para calmarse y planeó que mañana temprano iría a arreglar esta situación, incluido lo de la televisión si continuaba.

Caminó hacia la puerta sin otra opción más que ir él mismo a comprar. Tomó las llaves, se puso la misma chaqueta de antes y unas zapatillas cómodas para correr si es que volvía a aparecer ese perro enorme del vecino que lo perseguía cada que llevaba comida consigo.

Salió de su hogar con un bostezo y cerró la puerta con llave.

Todo el edificio era un lugar humilde, no era muy costoso y tenía las habitaciones bien implementadas. Tuvo suerte de encontrarlo a ese precio ya que con lo poco que le daba Donna pagaba sus deudas pendientes y el resto lo usaba para su consumo.

Bajo por las escaleras exteriores sin observar los demás apartamentos. Llegó al primer piso y se alejó caminando por las calles solitarias.

Minho no le tomó mucha importancia al principio, su zona no era muy concurrida, aunque le era raro no ver a los vecinos que sacaban sus sillas de sus casas para charlar y tomar un rato los sábados por la noche.

Aún más extraño se le hizo ver algunas manchas en el suelo junto con extrañas masas deformes, la iluminación era escasa por lo que no podía identificar que eran exactamente.

"¿Alguien vómito aquí?"

Los rodeó para evitar ensuciar sus zapatillas. Caminó unos metros más hasta cruzar por la tienda de conveniencia la cual sorpresivamente estaba abierta, con la luz encendida y las puertas abiertas de par en par.

Minho tuvo un mal presentimiento, no era normal que este tipo de tiendas estuvieran abiertas hasta muy tarde, pero tener que elegir entre comprar su comida aquí o caminar otras 10 cuadras, la respuesta era obvia.

Entró a la tienda, todo parecía normal con los anaqueles llenos de sus productos y sin nada de gente. Caminó un poco hasta la sección de sopas instantáneas y tomó una que se le apeteciera.

Fue hasta la caja para pagar, pero tampoco encontraba al joven que solía atender ahí.

- ¿Hola? ¿Hay alguien? – Minho llamó mirando alrededor y colocando la sopa en la mesa. – Sino hay nadie me llevaré la sopa. – Minho amenazó.

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