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Las fuertes pisadas se escuchaban cada vez más cerca de alcanzarlo, tenía un buen físico pero no lo suficiente como para dejarlos atrás, había intentado perderles de vista girando en cada esquina o escabulléndose entre callejones pero nada parecía funcionar. En algún punto de la persecución, terminó volviendo por donde venía, recordando su camino decidió actuar, en uno de los callejones había una pila de cajas repletas de basura que pudo derribar para que sus perseguidores se retrasaran un poco pero para su mala suerte, se había equivocado de callejón y ahora no tenía salida.

Solo quedaban dos hombres, a diferencia de la vez anterior, esto no le sería tan fácil. Se acercaban lentamente mientras crujían los huesos de sus puños listos para darle una paliza. Tenía que pensar rápido.

De un rápido movimiento, saltó hacia la pared y comenzó a trepar por los ladrillos que estaban mal colocados, escuchó quejas e insultos a la vez que intentaban alcanzarlo. Cuando pudo subir al techo, esperó a que los otros se retiraran. Finalmente se echó de costado sobre la dura superficie, sus manos ardían por los raspones al igual que sus rodillas, sus talones quemaban y su respiración era desalineada.

Ahora tenía otro problema, no sabía cómo bajar de allí sin lastimarse así que se limitó a caminar entre techos buscando alguna escalera. Una vibración en su bolsillo lo alertó y su teléfono comenzó a sonar.

–¿Kacchan, dónde estás? -Era Deku, su compañero de piso.

–Unos tipos intentaron robarme pero escapé por unos techos, ahora estoy buscando por donde bajar -Dijo el rubio mientras recuperaba el aliento.

–¡Pero Kacchan no puedes decir eso como si nada, pasame tu ubicación y vamos a buscarte! ¿Estás muy herido?¿Necesitas que te–Prácticamente estaba gritando al teléfono hasta que su compañero lo interrumpió.

–Descuida, estoy bien pero no tengo el helado, en un rato llego -Cortó rápidamente la llamada sin escuchar a su compañero, el cual estaba por regañarlo al ser tan desinteresado. Si no era una alucinación suya, estaba viendo a alguien más en uno de los techos cercanos.

Y él creía que era el único que huía entre techos.

Guardó su celular en el bolsillo y volteo a ver nuevamente hacia donde estaba la persona, se encontraba sentada de espaldas tranquilamente apoyando su peso en sus brazos con las piernas estiradas. El rubio decidió acercarse para preguntarle si sabía como bajar de allí, entre salto y salto intentando llegar hasta allí comenzó a escuchar algo.

Frente a él estaba la persona que había visto de lejos, tenia pelo negro con anchos hombros, brazos fornidos y junto a él había una botella de alcohol que a simple vista parecía ser de alto costo. La persona se mecía lentamente a la vez que tarareaba una canción.

Camino lentamente hasta quedar frente a la otra persona, tenía una pequeña sonrisa en su rostro y los ojos cerrados, no quería asustarlo así que acercó su mano suavemente para tocar el hombro y así sacarle de su trance.

–Eh... Disculpa -La persona abrió sus ojos, le sorprendió el tono carmesí que poseían.

Antes de que pudiera decir algo más, el pelinegro le tomó de la mano y se levantó de un salto, el rubio fue tirado por el contrario mientras simulaba un baile, le dio una vuelta y lo tomó de la otra mano para estirarlo hacia el otro lado, todo esto mientras el pelinegro seguía tarareando y el rubio se dejaba estar, suponía que era un borracho común, nada nuevo. Una vez lo soltó, el contrario hizo una pequeña reverencia.

–¿Qué querías decirme antes? -Su voz era dulce pero algo áspera, el rubio pensó que estaría borracho y arrastraría sus palabras pero le sorprendió la firmeza con la que pregunto, aun asi no descarta la posibilidad.

–¿Sabes donde hay unas escaleras? -Ignoro todas los pensamientos erróneos que tuvo antes. Ante la pregunta, el contrario se vio sorprendido, como si esperase otra cosa.

–No las hay, pero puedes deslizarte por ese poste -No era la respuesta que esperaba pero le servía. Antes de que pudiera agradecerle le interrumpió.

–¿Seguro que no quieres preguntar algo más? -Sonaba curioso, le pareció tierno como ladeaba ligeramente su cabeza.

–Emm...No es una pregunta pero bailas muy bien -Esa respuesta puso una pequeña sonrisa en ambos rostros.

–¿Eres nuevo por aquí cierto? -El rubio quedó en blanco. Hace unas semanas había llegado a esta pequeña ciudad en ruinas, donde no había héroes ni villanos, solo olvidados.

–¿Tanto se nota? -Rasco su nuca nervioso, vio cómo el de pelo negro le daba una vista de arriba abajo y sus ojos se iluminaron.

–-Bien, veámonos mañana, a esta misma ahora, en este mismo lugar -El de cabello oscuro le guiño un ojo y bajó por uno de los postes de luz, dejando estático al rubio que no entendía lo que acababa de pasar.

Agitó su cabeza para dispersar pensamientos varios y se dirigió hacia el poste por donde se suponía que bajaría.

Entre Techos - OneshotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora