Pasión Rosada

primera parte: El chico ojos color cielo

Era una cálida tarde de verano y Alberto no andaba muy bien en su relación amorosa con Fabiola. El sentía que ella lo dominaba en todos los aspectos, no lo dejaba salir de parranda con sus amigos y sufría constante celos y toxicidad (más aún desde que se reencuentra con Cristina). Está situación lo atormentaba día a día y con el fin de ahogar sus penas decide ir a un bar cheto por Puerto Madero por unas cuantas copas de vino.
Entre lágrimas algo llama su atención, cuasi como una señal de Dios, era un ser hermoso y sus ojos color cielo lo dejaron perplejo, fue casi instantánea como Alberto olvidó por un segundo todas esas lágrimas de melancolía al ver a ese señor, hablando con unas minas, con copa en mano y una sonrisa magistral.
Alberto lo observaba mientras sus ojos se volvían cada ver más brillosos. Y en una fuerte junta de voluntad decide ir hacia el. Estaba cansado de recibir órdenes, su mujer no le tenía mínimo respeto al igual que su jefa Cristina, sus amigos de reían de él por pollera y quería un cambio drástico, un nuevo bombón el cual disgustar sin culpa. Alberto se canso de ser el sumiso del pueblo.
El va en un tono un tanto coqueto aunque nervioso y le pregunta su nombre:
Alberto -Ho-hola me llamo Alberto y me llamo la atención ver a alguien tan lindo en este lugar, cual es tu nombre rey? 👉👈.
Entonces el señor ojos color cielo lo ve, lo analiza, notaba que estaba nervioso y le dió unas palmadas en la espalda para generarle un poco más de confianza.
- gracias por los halagos buen hombre, mi nombre es Mauricio Macri pero puedes llamarme como Mauri bebé.
Alberto lo había logrado, estaba ligando con un chacal a espaldas de la mujer que le estaba haciendo la vida imposible, se sentía todo un rebelde y con suma libertad. No obstante la conversación no dura mucho ya que Mauri tenía una junta de empresarios muy importante en unas horas en un Motel y no podía quedarse tanto tiempo en el bar, pero no saldría de allí sin antes dejarle a Alberto un papelito con su número de teléfono escrito para llamarle cuando desee.
Estaba arrancando una historia, entre un hombre sumiso y confundido con el chico lindo del antro. Estaba arrancando... Pasión Rosada.