Carla se había levantado de resaca en su habitación, en compañía de sus dos perros, era bastante tarde. Aun así, se acordaba de todo lo que había pasado el día anterior, no sabía muy bien en qué momento Pablo se fue de casa, pero recordaba a la perfección todo.
En ese mismo instante llamó Ana al móvil.
— Carla, ¿Qué tal estás? —
— Siento mucho lo de ayer Ana, era tu fiesta, y lo fastidie todo, espero que lo retomaras todo bien —
— No te preocupes Carla, estabas mal y con razón, Alejandro es un idiota, no sé qué hacías con él, no estuvo bien lo que hizo ayer ... Dejarte sola ... Cuando tú, en la situación en la que se encontró una vez le ayudaste a llegar a casa, y esas contestaciones ... Y después de irte ... Fue de lo peor ... No me esperaba que hiciera eso de pasar de ti y mucho menos lo que hizo después... — dijo Ana, que sin querer indicó algo que no quería decir, y esperaba que Carla no se hubiera dado cuenta de ello.
— ¿Después de irme? ¿Qué pasó después de irme? — preguntó Carla extrañada.
— Carla, déjalo, no importa en serio, céntrate en tus cosas y olvídate de ese niñato; tampoco creo que sea algo para contarte por teléfono —
— ¿Qué pasó Ana? O más bien, ¿qué hizo Alejandro? De verdad, cuéntamelo, me da igual, puedo saber más o menos por dónde va el asunto ... —
— Nada más dejarte con Pablo ... ¿Seguro que quieres que te lo cuente? — dijo Ana, preocupada por su amiga.
— Sí, Ana sí, pero habla ya de una vez, me estás poniendo de los nervios ... — dijo Carla, bastante ansiosa.
— Pues nada más entrar otra vez al bar, después de dejarte con Pablo, a ver cómo te lo digo Carla ... Bueno ... Alejandro ... Pues ... —
— ¿Estaba con otra no? — preguntó Carla muy nerviosa.
— Sí, Carla, sí estaba con otra ... Lo siento mucho ... Eso no es lo peor, bueno con lo que vi me quedé a cuadros, no le dije nada ... Pero hablé con Mario y no le extrañó nada, le pareció muy normal en él; no es la primera vez que le ve estar con una chica y luego verse con otra me acabó confesando, pensaba que contigo era diferente, pero se equivocó, por lo visto es un picaflores. Casi salgo discutiendo con Mario, si yo hubiera sabido eso, no le hubiera invitado y menos sabiendo que venías tú ... Lo siento, me sabe mal que te enteres de esto ... — explicó Ana como pudo.
Carla se quedó en shock, tenía que digerir muchas cosas, sabía que algo no marchaba bien en la relación, pero no entendía muy bien como Alejandro después de lo que dijo ayer, de que ellos serían los próximos en casarse, tuvo la cara dura de estar con otra delante de todos.
— ¿Carla? ¿Estás bien? ¿Quieres quedar y lo hablamos mejor en persona? No sé si necesitas desahogarte ... —
— Bien, lo que se dice bien, no estoy ... Uff, me parece increíble todo lo que me acabas de contar ... Tengo un dolor de cabeza horrible, y esto no me lo esperaba, es más, me parece rarísimo todo ... ¿Seguro que no sabes nada más? —
— ¿Nada más? ¿De qué? — preguntó Ana, haciendo como si no supiera más del tema, para no hacer más daño gratuito a su amiga.
— Sí que esto no creo que sea de ahora, lleva extraño hace tiempo, como si hubiera perdido el interés en mí, como si hubiera sido un capricho ... Me parece muy extraño que se arriesgue a estar con otra el día de vuestro compromiso, sabiendo que no estaba yo ... Ayer me pareció como si fuera buscándome para que me fuera de allí, no sé ... Ya me conoces ... Le doy vueltas a todo ... Pero esto, no creo que sea de ahora ... — dijo Carla, intentado dar pena a Ana, para que contara algo más.
ESTÁS LEYENDO
Hambrienta de sueños
RomanceUna mujer inconformista que se siente prisionera en su pequeña ciudad para cumplir sus sueños. Un chico joven, rebelde e impulsivo capaz de atraer a su alrededor miles de problemas. Un hombre maduro y equilibrado reflejo de paz y tranquilidad. El c...