Desde la montaña miraba el horizonte apenas una planicie de lo poco que conozco es lo que admire, estaba sentado, sin necesidad de tener que moverme no había sido un lindo día de hecho en mis 21 años que tengo de vida jamas tuve tanta tranquilidad.
Mire como el sol moría, las montañas dan más para admirar, dicen los viajeros que pasan que los mejores atardeceres son los que se las pasa con una persona que se estima, pero ¿Por qué dicen eso? Me cuestiono para ver una mariposa posarse en una flor.
La flor blanquecina con matizado de oro y posada sobre ella una mariposa negra con decorados rojizos, la flor tanto anhelaba que la mariposa la notará que se abrió antes que todas las demás siendo esta atrevida, jeje la naturaleza es sabia al momento de dar papeles o roles en la vida.
Me acosté, se que ya es tarde para estar en este lugar pero nadie me espera en casa y tengo un defecto que a ningun individuo le agrada el solo verme pero yo que culpa tengo que la naturaleza me diera esto, ellos solo saben sobrevivir.
Solo saben cazar, proteger a la comunidad y mantenerse alejados de los que son semejantes a nosotros solo que son del sur. Y a mi se me dio en un tiempo encajar con ellos pero no se puede, no importa lo que hago siempre causó más problemas de los que quisiera.
Di un suspiro; note que los luceros en el cielo comenzaban a aparecer, estar en esta calma, el sonido del viento rozar los árboles, el último cantar de los pájaros y esta tranquilidad que siento, apaga mis llamas. Ese suspiro que di fue glorioso.
Me levante del pasto y me estire sentí como ese viento me recubria estaba en contra de que fuera a la aldea, pensaba hacer lo que decía pero que más da tengo que ir a ese lugar antes que noten que falto, me molesta demasiado que los demás hablen de mi susurren y se quejen de solo mi presencia.
Toda esa calma que tenia toda ella se fue a la nada, por mi cuerpo de nuevo recorría la ira y por consecuente se activaba ese defecto que a nadie le agrada, mi cuerpo comenzó a calentarse como si de un incendio se trataba, mis pasos quemaban el suelo matizado por hojas secas. Enserió ¿que hice yo para merecer tal maldición? Exhalo y fuego es lo que expulsó, mejor me quedo quieto a que mis llamas se apaciguen.
Mi apariencia en este estado no agrada a nadie de los pueblerinos, marcas nacen en mi cuerpo al activar tal poder odioso, rayas en mi cara y algunas en mi cuerpo y como no mencionar que en este estado o en mi forma normal tengo el defecto de poseer dos extremidades extras en la parte inferior de mi cuerpo.
A nadie de los infantes les gustaba jugar conmigo por ver eso en mi, ser un cachorro y contar con tres colas no hace que sea fácil el convivir. Sin embargo que se puede hacer aparte de no jugar por mi "don" terminaba teniendo un problema de identidad doble desde nacimiento al molestarme algo toma el control de mi ser que luego de que ese algo se calma puedo ver la destrucción que ocasione.
Esa parte de mi normal y la que representa ese "don" maldito con el cual nací. Los zorros de la tribu del norte hijos de las tierras ardientes, no pueden tenerme a mi entre ellos siendo que soy lo que su orgullo de pertenencia tiene. No han sabido como manejar a alguien con mis características. El jefe de la tribu para no correr peligro conmigo dio por que viviera alejados de los demás y con un sello al rededor de mi hogar para no lastimar a nadie.
Sentí como mi interior se apagaba así que seguí caminando, cazar y sobrevivir para mi era y es de lo más sencillo mis habilidades que tanto odio me ayudan en algo a mantenerme vivo.
Llegue a la cercanía de los luceros que iluminaban la entrada del la tribu. Los centinelas asían lo suyo me vieron, dicen que mis ojos arden como el fuego y que de noche son inquietantes al igual que no se pueden ignorar.
- Pensé que ya no vendrias, sabes que el jefe esta molesto que desaparezcas así.-
- Nunca le he importado como tal.- seguí caminando ante él, no se atreven jamás a golpearme por miedo a que los carbonizara.
- A nadie "fenómeno".- lo dijo en susurro pero le ignore el sobrenombre que me dieron no me molesta toda la vida me dijeron así.
Solo entre y las miradas me eran fijas, pero no tenía tanta culpa por lo de la tarde "él" salió por culpa de ellos mismos, solo quiera estar un rato como todos los demás y tener un poco de la casa de este día. No quería lastimar al hijo privilecto de la mano derecha del jefe.
Sentí un golpe por la espalda y al suelo caí, puso una de sus patas en mi cara yo solo trato de no molestarme.
- Te dije desaparecieras de la aldea.- molesto resoplo para verle la herida en su cara en el ojo derecho por mi culpa.
- No me iré y será mejor me dejes o no quedaras de nuevo con vida.- me quito su extremidad y me levante para seguir caminando la ira la sentía venir así que corrí al sello, el cual se iluminó para contenerme. El sello me encierra y me deja salir cuando mi "don" se desactiva.
Soy el condenado de la tribu del norte.