Capítulo10 (Editado)

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Capítulo 10

KHATA

¿Esto era lo que había planeado? No, definitivamente no.
Hace unos minutos me encontraba en mi cama sin poder pegar un ojo por culpa de la estúpida de Rosío y ahora por seguir mis impulsos había terminado en la boca del lobo. Definitivamente había perdido la cabeza por completo, pero, era venir hasta acá o quedarme en mi cuarto con la imagen de Rosío en la misma cama junto a Baran, definitivamente tuve que hacerlo. Odiaba que se hubiera quedado y odiaba aún más qué hubiera sido él quien la haya invitado a quedarse. No pude controlar mi cuerpo y sin darme cuenta había terminado en la habitación de Baran con los nervios a mil y el corazón amenazando con salirse de mi pecho.
Había calor, muchísimo, y no solo en el ambiente, sino también dentro de mi ser. Todo mi cuerpo temblaba, pero no por miedo, era más por la espera de lo que haría, o quizás, por lo que deseaba de él en este momento.

Su habitación se encontraba en completa oscuridad, salvo por la poca iluminación que se escabullía entre las cortinas de su ventana. Era tenebroso, casi tanto como él.
Lo sentí cerrar la puerta detrás de mí y segundos después noté como su pecho chocaba con la parte trasera de mi cabeza. No recordaba que fuera tan alto, que tuviera el pecho tan fuerte o que oliera tan bien que provocaba lamerlo para comprobar que el sabor estuviera de igual manera, espera, ¿lamerlo? Sí, definitivamente había perdido la cabeza.

Exhalé un leve suspiro. Si ya estaba ahí al menos podía aprovecharlo.

—¿A qué has venido? —preguntó, con voz firme y estuve a punto de voltear mi cuerpo para quedar frente a él cuando me lo impidió tomándome de los brazos para dejarme fija en mi sitio—. La verdad, Khata.

Khata... era mi nombre, tan simple, pero escucharlo de su boca siempre me había parecido fascinante.

—No podía dormir. —mi voz fue baja, pero sabía que podía escucharme perfectamente.

Bajó una de sus manos de mi brazo hasta mis dedos y una vez llegó hasta ellos los tomó entre los suyos con una delicadeza que no sabía que poseía.

—¿Viniste a ver si estaba acompañado? —bajó la cabeza y posicionó los labios en mi oído.

Negué, pero no fui capaz de mentirle con palabras. No pude y menos cuando con una delicadeza extrema movió su mano en dirección a mi abdomen y me pegó aún más a su pecho. Era una clase de abrazo, pero no el abrazo que te regalaba un amigo o algún familiar, era un abrazo íntimo, uno que me hacía sentir cada parte de su cuerpo junto al mío encajando a la perfección. Baran me estaba abrazando y era algo sorprendente ya que nunca me había abrazado antes.
Con la misma delicadeza levanté mi mano un tanto temblorosa y la coloqué encima de la de él. Aquel momento quedaría impreso para siempre en mi memoria.
Mientras lo acariciaba como tantas veces lo había hecho en mis sueños, me pareció oír como exhalaba pesadamente.
Su respiración tuvo el efecto de una ola invisible y cálida sobre mi piel.
Eche la cabeza hacía atrás y la recosté en su pecho, con los nervios a mil y el corazón amenazando con salirse de mi pecho en cualquier momento. Podía sentir como se tensaba, y en lugar de apartarme por mi cercanía, buscaba unir aún más nuestros cuerpos.

¡Para! ... la voz de la razón me gritó en lo más profundo de la cabeza, sin embargo, no hice más que dedicarme a ignorarla deliberadamente.

—Eso no es verdad. —Cerré los ojos, entrelazando sus dedos junto a los míos.

Su mano era enorme en comparación con la mía, si él quería podía romperme los huesos sin hacer demasiado esfuerzo, eso era lo que había pensado mi yo de hace años en una situación como esta, sin embargo, ahora lo menos que sentía era miedo de él.

Khata © (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora