Perderlo fue azul como nunca lo hubiera imaginado. Extrañarlo fue gris oscuro, sin nada más. Olvidarlo fue como intentar conocer a alguien que nunca habías visto antes. Pero amarlo fue rojo.
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Historia 100% mía
Ones...
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Camino entre las mesas hasta encontrar una vacía al lado de una ventana donde se puede observar la nieve caer en las calles de Incheon, la tarde va cayendo dejando entrar la noche fría. Jake viene en mi dirección a tomar mi pedido con una sonrisa.
— ¿Que deseas pedir Sohee? — pregunta amablemente mientras saca su libreta.
— Lo mismo de siempre por favor. — pido con una sonrisa.
El asiente mirando lo que apunta en la hoja blanca hasta alejarse de mi. Suelo frecuentar está cafetería cada vez que salgo del trabajo que queda a unas calles de aquí. Mientras espero mi pedido saco mi ordenador portátil para terminar el reportaje que trabajaba horas antes.
Jake deja una taza de café amargo frente a mis ojos con unos panecillos, le doy las gracias y sigo trabajando.
— ¡Papi está riquísimo! — capta mi atención el chillido de un pequeño niño a unas mesas delante de la que estoy sentada.
— Baek debes ser silencioso. — habla una voz que es reconocible al instante. Entonces mis nervios crecen en cuestión de segundos y mi curiosidad de saber que hace aquí.
O mejor dicho ¿Ya está casado? me quedo bastante claro que tiene un hijo, miro en su dirección discretamente detallo el rostro del pequeño, quien es la viva imagen de su padre. Labios carnosos, sus mismos ojos y alto. Debe de tener unos seis años. Sin duda es su hijo. Aparto la vista de ellos posando la en el café caliente que tengo a mi lado. Hacía años que no le veía, y tal pareciera que fueron semanas, está exactamente igual que la última vez que le vi, solo que ya no usa suéteres gigantescos rosas ahora lleva un traje azul oscuro que le hace ver profesional.
Sus recuerdos vienen a mí mente en FlashBacks y Ecos y es que el fue ese amor que nunca se va a olvidar, que apesar de los años que pasen siempre va a ver algo que te recuerde a el. Recuerdo la época en que lo conocí, trabajaba hacía dos años en una empresa de revistas de moda y tuve que entrevistarle acerca de su trabajo. Después descubrí que su madre era la directora de la empresa y que nos veríamos seguido.
Amarle fue como conducir un nuevo Moserati por un callejón sin salida, más rápido que el viento apasionante como el pecado terminando tan repentinamente.
— Hola soy Cha Soohe — me presento extendiendo mi mano.
— Kim Seokjin, un gusto. — Sonríe amablemente haciendo que mi atención valla a sus perfectos dientes blancos.
— Seré quien le haré su entrevista para la nueva revista que desea lanzar mi empresa.
— Si, estaba al tanto de ello. — Responde profesionalmente.
Tomamos asiento en un pequeño sofá oscuro en la oficina.
Amarle fue como intentar de cambiar de opinión una vez que ya estás volando en caída libre. Como los colores del otoño, tan brillantes justo antes de desvanecerse por completo.
