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Sin lugar a dudas, estaba despierta.

Mientras maldecía mi dolor de cabeza, caí en cuenta del pensamiento que había tenido antes. Esa peliazul.

Luego, recordé el nombre de esa chica que había visto en mis sueños. Era Umi-chan, mi novia Umi-chan. ¿Cómo hace unos instantes pude haber pensado que nunca había escuchado ese nombre en mi vida?

El sueño me había afectado.

Ese nombre salía de mi boca de manera tan natural como respirar. No había momento alguno en que no estuviera hablando de mi novia Sonoda Umi.

Sin importarme que todavía tenga las manos empapadas, agarre mi celular y marque el número de mi enamorada. Pasaron unos segundos hasta que contestó, al otro lado de la línea escuche un bostezo.

—¿Mmm...? ¿Kotori? ¿Sabes la hora qué es? ¿Qué pasa?

—¡Umi-chan! ¡No me lo vas a creer! ¡Tuve un sueño muy loco!

Por los siguientes diez minutos, procedí a contarle el sueño que había tenido a Umi-chan.

—Okey... sí fue un sueño raro, pero no tiene mucho de especial, solo te sobresaltaste por eso y ya.

—¡No lo entiendes, Umi-chan! Es como en la película de Doctor Strange que vimos ayer. Nuestros sueños son vistazos a nuestras contrapartes multiversales. Entonces, ¡Esa Umi-chan que vi en mi sueño está ahogándose y no pude hacer nada para ayudarla!

—Kotori, es ficción. No me hagas pasar por esto de nuevo.

—Umi-chan, entonces sí me has sido infiel en otros universos...

—¡Claro que no! ¡Ya te dije esto cuando salimos del cine!

—¡Por qué no me amas en otros universos, Umi-chan!

—¡Que sí lo hago! Y déjame citar al Doctor Strange. Kotori, yo te amo. Te amo en todos los universos.

Siendo honesta, fue un alivio que no tuviera a Umi-chan en frente. Mi cara se había puesto roja.

Aunque podría apostar que Umi-chan también estaba roja luego de citar esa frase.

—Gracias, Umi-chan. Yo también te amo, en todos los universos.

—Si tienes problemas para dormir sabes que puedes llamarme.

Asentí.

Mientras volvía a la cama le dije:

—Pero aún me pregunto qué hará mi yo del otro universo para salvar a su Umi-chan.

—Sabes Kotori, quizá los sueños no son ventanas a otros universos, más bien podrían ser, a veces, interpretaciones de nuestra vida cotidiana.

—¿A qué te refieres?

—Quizá el hecho de que yo esté ahogándome en tu sueño sea porque el otro día casi haces que me ahogue mientras bebía sangría en la fiesta de Eli y Nozomi.

—Ya te dije que lo siento por eso...

—O quizá el hecho que necesitarás una llave podría deberse a que el lunes pasado olvidaste la llave de tu departamento y tuvimos que dormir en la casa de mi madre.

—Creo que entiendo-

—Y la sangre en las plantas de tus pies podría ser de esa vez que te lastimaste-

—¡Está bien! Umi-chan, ya entendí.

Ella soltó una risilla. Normalmente soy yo la que le gusta molestarla, pero se evidencia que ella no desperdicia las oportunidades para hacérmelo a mí también.

—¿Aún te duele la cabeza?

—No, ya no —pronuncié mientras me recostaba en la cama—. Creo que ya me pasó.

—Eso es bueno. ¿Quieres que corte ya?

—¡No! Me gustaría que te quedaras hasta que me duerma.

—Si así lo deseas, me quedaré el tiempo que quieras.

—Te amo.

Pronuncie mientras abraza mi almohada amarilla pensando que era Umi-chan.

—Yo también te amo.

—Buenas noches.

—Descansa, mi amor.

Quizá Umi-chan tenía razón, los sueños podían ser interpretaciones de lo que hemos vivido (O tal vez no). Pero eso no importaba mientras la tuviera a ella, mi Umi-chan. Y si una bruja malvada de color rojizo intentara robármela, despertaría mis poderes de viajar entre universos como América Chávez o buscaría otra forma de llegar a ella, todo sea por estar con mi amada Umi-chan.

Sueño etéreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora