2.5

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*Mientras tanto en otro universo*

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La peliazul perdía la consciencia, aquel líquido rojizo ya casi llenaba por completo ese pequeño espacio en el que se encontraba y cuando aceptó que ya era el momento de su muerte, escuchó un crujido provenir de la cerradura, y la puerta se abrió. Con ello, aquel líquido empezó a disminuir, filtrándose por el suelo y el techo empezó a abrirse como si de una compuerta se tratase.

—Kotori... —pronunció. Ahí estaba ella, con su vestido blanco teñido de rojo. Lo había logrado. Colocó la llave en la cerradura.

—¡Umi-chan!

Se acercó a ella corriendo y la abrazó.

—¡Te dije que no vieras a través de la cerradura! —protestó Umi, pequeñas lágrimas se le escapaban.

—No lo podía evitar, quería verte. Quería ver a mi hermosa Umi-chan. Te estuve buscando por tanto tiempo.

Umi se sonrojó.

—Yo también te extrañe.

Kotori agarró su mano y la guió fuera de ese agujero.

—Fue muy extraño. Era como si me hubiera dado amnesia cuando llegué aquí. Cómo si no recordara porque vine a este lugar. Como si hubiera estado en piloto automático.

—¿Cómo si tuvieras una laguna mental?

—Sí, pero ya estoy comenzando a recordar de a poco.

A lo lejos, luces salían entre la neblina. Algo se acercaba por el mar.

—Ya llegó nuestro barco —dijo Kotori —. ¿Vamos?

—Contigo voy a cualquier lado.

Las dos se acercaron lo más cerca de la costa, a dónde el barco pudiera recogerlas. Debían recuperar el tiempo que habían perdido.

FIN.

Sueño etéreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora